La división entre Estados Unidos y Europa dificulta el avance hacia una tregua en Ucrania y favorece a Rusia
La esperada cumbre de Berlín, celebrada este lunes, tenía el potencial de convertirse en un punto de inflexión hacia la paz en Ucrania. Sin embargo, las diferencias persistentes entre Estados Unidos y Europa han impedido la formación de un frente común ante Rusia, situación que el Kremlin aprovecha para consolidar sus posiciones tanto en el campo de batalla como en la mesa de negociaciones.
- La división entre Estados Unidos y Europa dificulta el avance hacia una tregua en Ucrania y favorece a Rusia
- Estancamiento en las negociaciones y beneficio para Rusia
- Un encuentro clave en Berlín
- El plan de paz de Trump y las resistencias europeas
- Diferencias sobre la reconstrucción y la financiación
- La delicada cuestión del territorio y la voluntad popular
- Reacciones y posturas de las partes
- Preocupaciones europeas y rearme militar
- El papel de la OTAN y la percepción estadounidense
- Conclusión
Estancamiento en las negociaciones y beneficio para Rusia
Mientras Rusia continúa sus ofensivas, aunque a un ritmo más lento, centra sus esfuerzos en afianzar el control sobre los territorios conquistados desde el inicio de la invasión en febrero de 2022. El objetivo es fortalecer su posición de cara a eventuales conversaciones de paz. En paralelo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, intenta evitar que una solución negociada que implique la cesión de hasta una quinta parte del territorio ucraniano derive en su salida del poder.
La Unión Europea, liderada por Francia y Alemania, intenta cohesionar su política interna apostando por el fortalecimiento de la defensa europea, aunque esto implique sacrificar parte del tradicional modelo de bienestar social. Sin embargo, la falta de diálogo directo con Moscú y el distanciamiento con Washington, especialmente bajo la administración de Donald Trump, sitúa a Bruselas en una posición de debilidad.
Un encuentro clave en Berlín
La cumbre de Berlín ha reunido a figuras de primer nivel como el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro británico Keir Starmer, la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo António Costa y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, entre otros. Por parte de Estados Unidos, Steve Witkoff, enviado especial del presidente Trump, ha liderado los contactos con las delegaciones ucranianas y europeas, acompañado por Jared Kushner, quien ha adquirido un papel relevante en estas negociaciones.
Pese a los esfuerzos, las diferencias fundamentales persisten. El estatus de los territorios ocupados por Rusia, las garantías de seguridad para Ucrania y la Unión Europea, el tamaño del ejército ucraniano tras un eventual acuerdo y la naturaleza misma del armisticio siguen generando desacuerdos. Mientras Kiev aboga por una tregua inicial, Moscú exige un acuerdo de paz definitivo que impida el rearme ucraniano.
El plan de paz de Trump y las resistencias europeas
El plan de paz de 28 puntos presentado por Trump en noviembre aceleró los contactos diplomáticos, pero la revisión de aspectos percibidos como excesivamente favorables a Moscú por parte de europeos y ucranianos ha complicado el proceso. La propuesta estadounidense contempla la posibilidad de conceder a Ucrania garantías de seguridad similares al artículo 5 de la OTAN a cambio de la cesión de territorios actualmente bajo control ruso, especialmente en el Donbás.
Dichas garantías se traducirían en una defensa colectiva en caso de agresión, con la posible intervención de Estados Unidos y la OTAN si el Congreso estadounidense lo aprueba. Esta cuestión ha sido central en las conversaciones del fin de semana y se espera que sea uno de los temas principales de la cumbre auspiciada por el canciller alemán Friedrich Merz.
Diferencias sobre la reconstrucción y la financiación
La reconstrucción de Ucrania y la financiación de la defensa han generado fricciones adicionales entre Washington y Bruselas. La Unión Europea propone utilizar activos financieros rusos congelados —unos 140.000 millones de euros iniciales, de más de 210.000 millones bloqueados— para financiar el apoyo militar y la futura reconstrucción de Ucrania. Estados Unidos, escéptico ante la legalidad internacional de la medida, exige que Europa aporte una inversión adicional superior a los 100.000 millones de euros.
La delicada cuestión del territorio y la voluntad popular
Zelenski ha planteado la posibilidad de un referéndum sobre cualquier acuerdo de paz que incluya la cesión de territorio, buscando así legitimar la decisión ante la opinión pública ucraniana y evitar asumir en solitario el coste político de una posible partición del país. Además, el presidente ucraniano ha sugerido la celebración de elecciones generales, suspendidas por la guerra desde 2024, condicionando su realización a la existencia de una tregua parcial y a la presencia de fuerzas europeas para garantizar la seguridad, algo que Rusia rechaza categóricamente.
Reacciones y posturas de las partes
Desde Moscú, el asesor presidencial Yuri Ushakov ha mostrado escepticismo respecto a los encuentros de Berlín, asegurando que Estados Unidos conoce y comprende perfectamente la postura rusa, especialmente en lo relativo a la ocupación de territorios ucranianos. Ushakov también advirtió que cualquier modificación sustancial al plan de Trump generaría fuertes objeciones por parte del Kremlin.
Rusia rechaza cualquier referencia a la posible adhesión de Ucrania a la OTAN, considerándolo una amenaza existencial y una línea roja innegociable. El Kremlin mantiene que su participación en las negociaciones no contempla la devolución de los territorios ocupados, sino su integración en la Federación Rusa.
Preocupaciones europeas y rearme militar
La Unión Europea, la OTAN y países como Alemania perciben con inquietud la alta probabilidad de que un acuerdo impulsado por Estados Unidos implique la pérdida de una parte significativa del territorio ucraniano. Esta situación ha derivado en una retórica alarmista que justifica un aumento sin precedentes del gasto militar y el rearme en Europa, equiparable solo a los niveles alcanzados tras la Segunda Guerra Mundial.
- Se alerta sobre posibles ataques rusos a miembros de la OTAN en los próximos cinco años.
- Se amplifican las capacidades militares rusas, atribuyendo al Kremlin la desestabilización de procesos electorales y ciberataques en Europa.
- Se compara la figura de Putin con la de Hitler, acusándole de buscar la restauración de la antigua Unión Soviética y de amenazar la integridad territorial europea.
El papel de la OTAN y la percepción estadounidense
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha advertido sobre la amenaza militar rusa en Europa y ha llamado a los miembros de la Alianza a prepararse para una posible confrontación, reconociendo que solo la intervención estadounidense, bajo el liderazgo de Trump, podría frenar las ambiciones de Moscú. Esta postura evidencia tanto la falta de cohesión europea como la dependencia de Washington en la seguridad continental.
Conclusión
La ausencia de una postura unificada entre Estados Unidos y Europa frente a Rusia en el conflicto de Ucrania obstaculiza cualquier avance significativo hacia la paz. Mientras las potencias occidentales discuten sobre las condiciones de una eventual tregua, Rusia consolida sus logros territoriales y mantiene la iniciativa en las negociaciones. La retórica militarista y la carrera armamentística europea crecen, pero la resolución del conflicto sigue dependiendo, en gran medida, de la capacidad de Washington y Bruselas para superar sus diferencias y presentar un frente común.
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