Sánchez resta importancia al caso Salazar y niega encubrimiento tras días de silencio

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Sánchez minimiza el caso Salazar como un «error» y descarta encubrimiento pese a la inacción del PSOE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido finalmente pronunciarse sobre el caso que implica a su exasesor en Moncloa, Paco Salazar, después de varios días de silencio institucional y hermetismo tanto por parte del Ejecutivo como del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Sánchez ha optado por calificar la gestión del asunto como un simple «error», negando cualquier intento de encubrimiento, pese a las críticas por la falta de respuesta durante cinco meses desde que se presentaron las primeras denuncias internas.

Retraso en la reacción y justificación oficial

La intervención de Sánchez se ha producido en un contexto de creciente presión mediática y malestar interno en las filas socialistas. Durante una conversación informal con periodistas en el acto conmemorativo del Día de la Constitución, el presidente ha defendido que la actuación del partido se produjo en un «momento crítico», alegando que Salazar fue apartado de sus funciones tan pronto como se consideró necesario.

Sánchez ha admitido la «responsabilidad en primera persona», pero ha restado importancia a los meses de inacción, atribuyéndolos a los plazos contemplados en el Protocolo antiacoso del partido. Dicho protocolo establece un periodo de tres meses para actuar ante denuncias internas y permite extenderlo hasta seis meses en situaciones excepcionales.

Detalles del caso y gestión interna

Las primeras denuncias contra Paco Salazar fueron remitidas por varias mujeres a través de los canales internos del PSOE en julio. A pesar de ello, y de que Salazar fue nombrado brevemente adjunto a la Secretaría de Organización, no se adoptaron medidas visibles hasta que la situación fue revelada públicamente. El propio Salazar renunció al cargo cuando trascendieron los presuntos casos de acoso.

Durante estos meses, según fuentes del PSOE, las denuncias habrían desaparecido de los registros internos debido a un «error informático». Esta explicación ha generado escepticismo tanto en la militancia como en la opinión pública, al considerar que la respuesta del partido fue insuficiente y tardía.

Negación de encubrimiento y cierre del episodio

Tras la reciente reunión de la ministra Pilar Alegría con el implicado, y una vez descartado llevar el caso a la Fiscalía, Sánchez ha rechazado cualquier acusación de encubrimiento. Con contundencia, el presidente ha afirmado: «Hemos actuado con contundencia, no con connivencia». Además, ha reiterado su compromiso con el feminismo, insistiendo en que el partido ha respondido de manera adecuada dentro de los márgenes establecidos.

La reacción del presidente pretende zanjar un episodio que ha provocado tensiones en el seno del PSOE y ha puesto en entredicho los mecanismos internos de respuesta ante denuncias de acoso. No obstante, la decisión de las denunciantes de acudir a los medios, ante la falta de respuesta institucional, ha evidenciado la necesidad de revisar los procedimientos y garantizar una mayor transparencia y celeridad en la gestión de este tipo de casos.

Reacciones y consecuencias políticas

  • El caso ha generado críticas tanto dentro del PSOE como en la opinión pública, cuestionando la eficacia de los protocolos internos.
  • La militancia socialista ha mostrado su descontento ante la tardanza en la actuación y la falta de explicaciones claras.
  • El episodio ha reabierto el debate sobre la gestión de denuncias de acoso en las organizaciones políticas y la necesidad de mayor transparencia.

Con sus declaraciones, Sánchez busca cerrar la crisis interna y proyectar una imagen de firmeza, aunque las consecuencias del caso Salazar siguen resonando en el ámbito político y social.

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