De Madrid a Gaza: una red internacional salva a una familia del genocidio
Una alianza de solidaridad compuesta por cuatro mujeres de diferentes países logró recaudar fondos y ejercer presión internacional para sacar a Khawla Mohamed y la mayoría de su familia de la Franja de Gaza. Sin embargo, el hermano mayor no pudo escapar del enclave palestino y continúa en situación de vulnerabilidad extrema junto a otros familiares. Mientras tanto, el hijo menor recibe tratamiento médico en Nápoles, Italia, pero el futuro sigue siendo incierto para todos.
- De Madrid a Gaza: una red internacional salva a una familia del genocidio
- Un impulso materno que encendió la chispa de la ayuda
- El nacimiento de una red de apoyo internacional
- Un sistema de supervivencia rodeado de obstáculos
- Las vías de escape y el papel de la presión internacional
- Italia: una puerta inesperada hacia la esperanza
- La situación actual y los desafíos pendientes
- Un ejemplo de solidaridad en tiempos de crisis
Un impulso materno que encendió la chispa de la ayuda
La historia comenzó con una imagen desgarradora publicada en Instagram: un bebé gazatí con los ojos llorosos y una camiseta demasiado grande. Maite Pérez, residente en Madrid, descubrió la fotografía en el perfil de una periodista de Gaza y, movida por un fuerte sentimiento de empatía maternal, decidió actuar. El 1 de junio de 2025, contactó a través de uno de los números proporcionados en la publicación y así inició una cadena de solidaridad que cruzaría fronteras.
Al otro lado de la línea, Khawla Mohamed Suleiman Al-Majzoub respondió a la llamada. Madre de seis hijos, Khawla relató la difícil situación de su hijo menor, Zakariah, nacido durante el verano de 2024 en pleno conflicto y diagnosticado poco después con una enfermedad neurometabólica, epilepsia y un severo retraso en el desarrollo. A los 10 meses, el bebé apenas alcanzaba los cinco kilos de peso y su estado de salud era crítico.
El nacimiento de una red de apoyo internacional
Maite Pérez compartió el caso de Khawla en un grupo de ayuda a refugiados de Telegram, donde conoció a Paulina Funes (Suiza), Manuela Mancini (Italia) y Lindsey Schulz-Peaslee (Estados Unidos). Juntas, organizaron un grupo de apoyo que, con el tiempo, sumó cerca de un centenar de personas colaboradoras. Las cuatro gestionan actualmente la recaudación y el envío de ayuda a la familia.
La ayuda económica, sin embargo, nunca fue sencilla. Antes de la evacuación, la familia necesitaba al menos 1.000 euros semanales solo para garantizar una comida diaria para cada uno de sus miembros. La situación financiera de los miembros del grupo, el encarecimiento de los productos básicos en Gaza y las altas comisiones para hacer llegar el dinero complicaban aún más la tarea.
Un sistema de supervivencia rodeado de obstáculos
La transferencia de fondos se realizaba a través de PayPal a intermediarios denominados «operadores», quienes poseían efectivo dentro de Gaza. Tras recibir el dinero, estos operadores entregaban la cantidad correspondiente a Khawla, descontando comisiones que oscilaban entre el 30% y el 50%. A mitad de septiembre, gastos semanales como los pañales alcanzaban los 100 dólares y la leche para el bebé costaba alrededor de 18 dólares cada tres días.
La situación se agravó por los desplazamientos forzados que Khawla y su familia enfrentaron, llegando a moverse hasta siete veces durante el periodo más intenso del conflicto. Además, Khawla asumió la responsabilidad de cuidar a numerosos familiares, incluidos dos menores huérfanos, sus dos hermanas y trece sobrinos, así como la exesposa de su marido y los siete hijos de ese matrimonio. En total, el núcleo familiar bajo su cuidado llegó a sumar hasta 40 personas.
Las vías de escape y el papel de la presión internacional
Salir de Gaza resultaba prácticamente imposible. Las únicas opciones eran sobornar a los guardias fronterizos egipcios o conseguir un salvoconducto emitido por un tercer país. El proceso de evacuación médica dependía de la decisión del Ministerio de Salud de Gaza, que evaluaba los casos más críticos y coordinaba con el país receptor para permitir el traslado.
En el caso de Zakariah, fue el Gobierno de Jordania quien inicialmente accedió a recibir al menor. Sin embargo, tras varias fechas fallidas y obstáculos en la frontera, la esperanza se desvaneció temporalmente. Solo Khawla y tres de sus hijos menores recibieron autorización para salir, quedando atrás el padre y los hijos mayores. El ejército israelí impidió su paso en más de una ocasión, sin ofrecer explicaciones.
Italia: una puerta inesperada hacia la esperanza
La intervención de Manuela Mancini, residente en Capri, fue determinante para lograr el traslado a Italia. Mancini presionó al gobierno italiano para conseguir la evacuación y tratamiento médico de Zakariah. Tras la valoración de un jefe de pediatría napolitano, el caso fue presentado al Ministerio de Asuntos Exteriores italiano, que incluyó al menor en la lista de evacuados.
Desde el 30 de septiembre de 2025, Zakariah y parte de su familia han recibido atención en un hospital de Nápoles, cuyo nombre se mantiene en reserva para proteger la privacidad del menor. Sin embargo, el hijo mayor, Mahmoud Basel Mahmoud Al-Rantissi, y 32 familiares más, entre ellos 20 menores y una mujer embarazada, permanecen en Gaza bajo condiciones extremadamente precarias.
La situación actual y los desafíos pendientes
El grupo de apoyo internacional continúa trabajando para enviar ayuda a los familiares que permanecen en Gaza. Se estima que necesitan aproximadamente 2.500 euros semanales para cubrir las necesidades básicas del grupo. Además, la familia evacuada en Italia recibe una ayuda gubernamental que, previsiblemente, podría reducirse al concluir el tratamiento médico de Zakariah.
- La red de apoyo solicita la colaboración de más personas para mantener el flujo de ayuda.
- La situación de los familiares que permanecen en Gaza sigue siendo crítica, especialmente para los menores y las mujeres embarazadas.
- El futuro de Khawla y su familia en Italia aún depende de la evolución médica y de la política de acogida del gobierno local.
Un ejemplo de solidaridad en tiempos de crisis
La historia de Khawla Mohamed y su familia ilustra el poder de la cooperación internacional y el impacto que pueden tener las redes de apoyo surgidas en contextos de emergencia humanitaria. A pesar de los enormes desafíos logísticos, económicos y políticos, la perseverancia de un pequeño grupo de personas ha logrado brindar una oportunidad de vida a quienes lo habían perdido casi todo.
No obstante, la situación en Gaza continúa siendo alarmante para miles de familias. Mientras algunos logran escapar gracias a la solidaridad transnacional, muchos otros permanecen atrapados en condiciones de extrema vulnerabilidad, dependiendo de la ayuda internacional y de la presión diplomática para sobrevivir.
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