Récord de expulsiones y demoliciones en Cisjordania agrava la crisis en 2025

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Expulsar, demoler, construir y anexionar: la escalada del ciclo de violencia en Cisjordania alcanza cifras récord en 2025

La situación en Cisjordania ha experimentado una escalada sin precedentes desde 2023, marcada por el avance de los asentamientos israelíes, la demolición sistemática de infraestructuras palestinas y el desplazamiento forzado de decenas de miles de personas. Organizaciones internacionales y no gubernamentales han documentado un patrón constante de hostigamiento, desposesión y anexión, en un contexto de violencia creciente y cambios legislativos en Israel que consolidan el control sobre los territorios ocupados.

Colonización y desplazamiento: datos alarmantes

Según datos de la ONU y de organizaciones como Human Rights Watch (HRW) y Peace Now, desde octubre de 2023 se han promovido cerca de 50.000 viviendas para colonos israelíes y se han creado 147 nuevos puestos de avanzada en Cisjordania. Paralelamente, al menos 32.000 palestinos han sido desplazados de tres campamentos de refugiados, y más de 1.964 estructuras han sido demolidas, dejando sin hogar a casi 2.000 personas, la mayoría menores de edad.

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) eleva la cifra de demoliciones a 3.667, reflejando la magnitud de la destrucción. Además, el gobierno israelí ha declarado estatales 25,96 kilómetros cuadrados adicionales de tierras palestinas entre octubre de 2023 y septiembre de 2025, consolidando la anexión de facto de áreas bajo control palestino.

El avance de los asentamientos y la política de regularización

A pesar de que muchos de los nuevos puestos avanzados —pequeños núcleos construidos por colonos— son considerados ilegales incluso por la legislación israelí, las autoridades han iniciado procesos de regularización para al menos diez de ellos. En total, existen 141 asentamientos considerados legales por Israel pero ilegales según el derecho internacional. Estos asentamientos y puestos avanzados son el punto de partida para ataques y hostigamientos contra comunidades palestinas, perpetuando el ciclo de violencia y desplazamiento.

División territorial y control administrativo

La configuración actual de Cisjordania se remonta a los Acuerdos de Oslo de 1995, que dividieron el territorio en tres zonas:

  • Zona A: 19% del territorio, bajo control exclusivo de la Autoridad Palestina.
  • Zona B: 21% del territorio, administración civil palestina pero control militar israelí.
  • Zona C: 60% del territorio, bajo control total de Israel y donde se concentran los asentamientos.

El compromiso original de transferir el control de las zonas B y C a la Autoridad Palestina nunca se cumplió, y la presencia israelí en estas áreas se ha intensificado, especialmente en la Zona C, donde se producen la mayoría de las nuevas construcciones y desplazamientos.

Legislación y anexión: nuevas medidas en 2025

En 2025, el Parlamento israelí (Knéset) ha tomado medidas para fortalecer el control sobre Cisjordania. En mayo, el Gabinete de Seguridad asumió la responsabilidad exclusiva del registro de tierras en la Zona C. Posteriormente, se aprobó una resolución no vinculante para la anexión total de Cisjordania y se inició la tramitación de una ley para extender la soberanía israelí sobre todo el territorio ocupado.

Mientras tanto, la construcción en asentamientos no se detiene: entre enero de 2024 y noviembre de 2025, se han impulsado más de 37.000 viviendas para colonos, según Peace Now.

Violencia y represión: el costo humano del avance colonial

La expansión de los asentamientos va acompañada de una violencia sostenida. Desde el 7 de octubre de 2023, fecha de los ataques de Hamás, las fuerzas armadas israelíes y los colonos han estado implicados en incidentes que dejaron al menos 1.075 palestinos muertos en Cisjordania, incluidos 222 menores y 19 ancianos. Además, más de 10.700 personas resultaron heridas.

La respuesta de las fuerzas israelíes ha oscilado entre la represión directa y la permisividad ante los abusos cometidos por colonos. La impunidad ha aumentado, especialmente tras la eliminación de sanciones por parte de la administración estadounidense, que también ha mostrado una actitud favorable hacia el gobierno de Benjamín Netanyahu.

Desplazamientos masivos y operaciones militares

El mayor desplazamiento forzado en décadas ocurrió en los primeros meses de 2025, cuando operaciones militares israelíes—bajo el nombre de «Muro de Hierro»—forzaron la salida de al menos 32.000 palestinos de los campos de refugiados de Jenin, Tulkarem y Nur Shams. Estas acciones se llevaron a cabo durante un breve alto el fuego y fueron justificadas por el gobierno israelí como necesarias para combatir el «terrorismo».

Las incursiones incluyeron la destrucción de al menos 850 viviendas, muchas sin órdenes de demolición previas, y la prohibición explícita de retorno para los desplazados. Las declaraciones de altos funcionarios, como los ministros Itamar Ben Gvir y Bazalel Smotrish, han alentado abiertamente la expulsión de palestinos, agravando la situación humanitaria.

Implicaciones legales y denuncias internacionales

El desplazamiento forzado de población bajo ocupación constituye una violación grave del derecho internacional, según la Cuarta Convención de Ginebra. La investigación de HRW sostiene que las operaciones recientes podrían ser consideradas crímenes de guerra o de lesa humanidad, al ejecutarse de manera sistemática y con intención de modificar la composición demográfica del territorio.

Human Rights Watch ha identificado a responsables directos, incluidos miembros del Gabinete israelí y altos mandos militares, y ha solicitado a la Corte Penal Internacional investigar los hechos y, en caso necesario, emitir órdenes de arresto. Asimismo, la organización insta a gobiernos y a la Unión Europea a imponer sanciones y prohibir acuerdos con asentamientos ilegales.

Perspectivas y reacciones internacionales

Aunque Estados Unidos y algunos países árabes han expresado oposición retórica a la anexión y a la expansión de los asentamientos, en la práctica no se han tomado medidas efectivas para frenar el avance israelí en Cisjordania. La situación se agrava ante la falta de presión internacional y el endurecimiento de las políticas israelíes respecto al territorio ocupado.

Conclusión

La dinámica actual en Cisjordania combina la expansión de asentamientos, la demolición de infraestructuras palestinas, el desplazamiento forzado de miles de habitantes y la consolidación legal y administrativa de la anexión israelí. Las consecuencias humanitarias y legales son profundas, y las perspectivas de una solución pacífica se alejan mientras las cifras de desplazados y víctimas siguen en aumento.

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