Nuevo libro revela el racismo oculto del colonialismo español en el Sáhara Occidental

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La otra cara del colonialismo franquista en el Sáhara Occidental: discriminación y racismo ocultos

A medio siglo de la retirada española del Sáhara Occidental, la revisión crítica del pasado colonial cobra una nueva relevancia. El profesor Isaías Barreñada, catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, publica una obra que desmonta la imagen benigna y paternalista del colonialismo español en este territorio africano.

Reevaluando el legado colonial español

En su nuevo libro, Sáhara Occidental. 1975: el final del colonialismo franquista (Catarata, 2025), Barreñada examina los acontecimientos que marcaron el final de la presencia española en el Sáhara Occidental, apoyándose en abundante documentación histórica y testimonios directos. El autor sostiene que el dominio español en la región fue un “producto de la dictadura franquista” y que, lejos de ser inocuo, estuvo marcado por discriminación y racismo sistemáticos hacia la población saharaui.

Barreñada critica la tendencia a presentar el colonialismo español como menos violento en comparación con el francés en Argelia o el portugués en África. Aunque reconoce que el número de víctimas fue menor, subraya que la violencia estructural y la discriminación eran evidentes: “A los saharauis cuando iban al cine los ponían en el gallinero, separados de los blancos, y durante mucho tiempo no pudieron acceder a las piscinas públicas como el resto de los españoles. Ganaban menos dinero y se les aplicaba una justicia diferente”.

Ciudadanía a medias y políticas de exclusión

El discurso oficial español intentó encubrir las prácticas coloniales bajo el pretexto de “civilizar” o “sedentarizar” a la población local. Sin embargo, la ciudadanía otorgada a los saharauis era limitada y, en la práctica, los convertía en ciudadanos de segunda clase. Barreñada destaca que detrás de la retórica integradora se ocultaban mecanismos de exclusión, racismo y desigualdad.

Estos aspectos apenas aparecen hoy en los discursos actuales sobre el Sáhara Occidental, ya que la atención de la población saharaui y sus representantes se centra en la lucha contra la ocupación marroquí. Sin embargo, el autor señala que, en conversaciones privadas, muchos saharauis reconocen haber sido víctimas de discriminación durante el periodo colonial.

Resistencia y despertar nacionalista: los sucesos de Zemla

El despertar nacionalista saharaui tuvo un punto de inflexión en junio de 1970, con los conocidos como sucesos de Zemla. El movimiento liderado por Basiri organizó una manifestación para denunciar las precarias condiciones de vida de la población local. La respuesta de las autoridades franquistas fue contundente, con represión y desapariciones, entre ellas la del propio Basiri, cuyo paradero sigue siendo un misterio.

“La resistencia saharaui se topó con el franquismo, que no era una administración liberal, sino que resolvía los conflictos mediante cooptación o represión”, explica Barreñada. Estas acciones impulsaron la toma de conciencia descolonizadora y llevaron a la creación del Frente Polisario en 1973, movimiento que rápidamente ganó apoyo entre los saharauis, especialmente entre aquellos que habían sufrido represión tras los sucesos de Zemla.

El papel de la ONU y el abandono español

El punto de inflexión definitivo llegó en mayo de 1975 con la visita de una delegación del Comité Especial de Descolonización de Naciones Unidas. Esta misión generó manifestaciones masivas a favor de la independencia y aceleró la decisión española de abandonar el territorio. Según Barreñada, “todos coinciden en que la visita de la ONU cambió el rumbo de los acontecimientos”.

El proceso de evacuación, conocido como Operación Golondrina, comenzó a planificarse en cuanto la misión de la ONU dejó el territorio. Las autoridades españolas ya habían decidido la retirada antes de la Marcha Verde, y las escuelas informaron a los niños de que no habría curso al año siguiente.

La izquierda española frente al Sáhara

El libro analiza también el rol de los partidos antifranquistas, especialmente el Partido Comunista de España (PCE) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En el caso del PCE, Barreñada distingue entre la diplomacia internacional del partido, que solía asumir las posiciones de sus homólogos marroquíes, y las células comunistas dentro del territorio, que denunciaban las condiciones coloniales en las que vivían los saharauis.

No fue hasta 1975, tras la visita de la ONU y bajo la influencia de la postura cubana, cuando el PCE modificó su enfoque respecto al Sáhara Occidental. El PSOE, por su parte, contaba con menor presencia e implantación en la época, y aunque algunos de sus miembros mostraron preocupación por la descolonización, la cuestión saharaui apenas figuraba en sus congresos. Sin embargo, en noviembre de 1976, Felipe González visitó los campamentos de refugiados en Tinduf y prometió apoyo al pueblo saharaui.

Paralelamente, organizaciones de izquierda radical, como el PCE (m-l), el FRAP o la LCR, tomaron iniciativas de apoyo directo, llegando incluso a enviar ayuda desde Canarias.

Archivos ocultos y cuestiones pendientes

A pesar de los avances en la desclasificación de documentos, Barreñada sostiene que aún quedan aspectos desconocidos sobre la represión y las desapariciones durante el final del colonialismo español en el Sáhara Occidental. También señala que muchos detalles sobre la toma de decisiones en los últimos meses del franquismo, el papel de figuras clave como Juan Carlos I o Henry Kissinger, y las negociaciones internacionales, permanecen sin esclarecer.

El profesor subraya, además, que los intereses económicos jugaron un papel importante en la salida española. Los acuerdos tripartitos incluían cláusulas económicas y, hasta 2004, España fue copropietaria de la empresa de fosfatos Fosbucrá, aunque la gestión y la información sobre este aspecto son escasas.

Reflexión final

La obra de Barreñada invita a una revisión crítica del pasado español en el Sáhara Occidental, alejándose de visiones complacientes y reconociendo la discriminación y el racismo que marcaron la relación colonial. El conocimiento histórico, advierte el autor, sigue incompleto, y la transparencia respecto a los hechos y responsabilidades del periodo final del franquismo es fundamental para comprender plenamente este episodio clave de la historia contemporánea de España y el norte de África.

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