La Fundación Francisco Franco oculta la ubicación de su cena de homenaje por el 20N
La Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) ha decidido mantener en secreto el lugar donde celebrará su tradicional acto en conmemoración del 20 de noviembre, fecha que marca el aniversario de la muerte del dictador. El evento, previsto para el 21 de noviembre, se desarrollará bajo el lema «sin miedo a nada ni nadie», en un contexto de creciente presión legal y social contra la apología del franquismo en España.
Un acto controvertido en plena ofensiva legal
Este año, el aniversario adquiere mayor relevancia al coincidir con el 50 aniversario del fallecimiento de Francisco Franco y mientras la FNFF enfrenta un procedimiento judicial que podría desembocar en su extinción. El Protectorado de Fundaciones, dependiente del Ministerio de Cultura, ha iniciado los trámites legales tras considerar que las actividades de la fundación podrían vulnerar la Ley de Memoria Democrática.
La normativa establece como causa de extinción de fundaciones la apología del franquismo, especialmente cuando se ensalza la dictadura o se menosprecia la dignidad de las víctimas del golpe de Estado, la Guerra Civil o el franquismo. El Ministerio de Cultura, dirigido por Ernest Urtasun, sostiene que la FNFF podría estar incumpliendo estos preceptos.
Secreto absoluto ante las dificultades logísticas
En los últimos años, la FNFF y otros colectivos ultraderechistas han encontrado crecientes obstáculos para organizar actos públicos en hoteles y restaurantes, debido a la negativa de muchos establecimientos a acoger eventos que exalten la dictadura. Ante este panorama, la fundación liderada por el exgeneral Juan Chicharro ha optado por no revelar la ubicación del encuentro, evitando así posibles cancelaciones de última hora.
La reserva del menú, valorado en 70 euros por persona, debe realizarse mediante un ingreso bancario y contacto por correo electrónico, siguiendo las instrucciones facilitadas por la propia organización. Esta estrategia de discreción no es nueva y responde a experiencias previas en las que actos similares fueron cancelados tras conocerse su naturaleza.
Mensajes de cautela para evitar sanciones
En el video promocional del evento, la FNFF incluye un mensaje en letra pequeña instando a los asistentes a evitar «cualquier acto o gesto que pueda ser interpretado como ofensa a cualquier víctima». La fundación recalca su intención de actuar «dentro de un ambiente de reconciliación y respeto», defendiendo que su objetivo es la difusión de información sobre «una parte muy importante de nuestra historia».
Sin embargo, la celebración del 20N y el homenaje al dictador continúan generando rechazo en amplios sectores de la sociedad y se consideran actos de apología del franquismo por parte de las autoridades y colectivos de memoria histórica.
Antecedentes de actos cancelados y cambios de estrategia
La FNFF ha tenido que adaptar sus métodos de organización tras varios episodios en los que sus eventos fueron cancelados por los propios establecimientos. En abril, la fundación se vio obligada a suspender una reunión en el Gran Hotel Victoria de Santander, después de que la dirección del hotel rescindiera la reserva tras la publicación de un reportaje en un medio nacional.
En otras ocasiones, los organizadores han recurrido a alquilar espacios a través de intermediarios para evitar que se conozca la verdadera naturaleza del evento. El propio Juan Chicharro, presidente de la FNFF, reconoció en anteriores ediciones la necesidad de mantener el secreto hasta el último momento para evitar cancelaciones, comparando la situación con la de regímenes autoritarios.
- El 20N sigue siendo una fecha clave para los grupos afines al franquismo.
 - La FNFF se enfrenta a la posible extinción judicial por vulnerar la Ley de Memoria Democrática.
 - Las dificultades para encontrar lugares donde celebrar estos actos han llevado a la fundación a extremar las precauciones y el secretismo.
 
Contexto actual y perspectivas
La celebración clandestina del acto del 20N por parte de la FNFF refleja la tensión existente entre los colectivos que reivindican el legado franquista y el marco legal actual, que busca evitar la exaltación de la dictadura y proteger la memoria de las víctimas. El futuro de la fundación es incierto, mientras el procedimiento de extinción continúa su curso y la sociedad española sigue debatiendo sobre el lugar que debe ocupar la memoria histórica en el espacio público.
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