Izquierda e islamismo: la paradoja que redefine a Occidente tras el 11-S

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El auge de la izquierda y el islamismo en Occidente: una paradoja contemporánea

A casi veinticinco años de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el panorama político y social en Occidente ha experimentado transformaciones profundas. Lo que entonces fue percibido como una declaración de guerra del islamismo radical contra las sociedades occidentales, hoy se refleja en un fenómeno paradójico: la reivindicación de símbolos islámicos en epicentros como Nueva York y la creciente influencia política de figuras musulmanas en la izquierda estadounidense.

Nueva York y la elección de Zohran Mamdani

La reciente elección de Zohran Mamdani como alcalde de Nueva York ha encendido el debate sobre el papel del islam en la política occidental. Mamdani, identificado tanto por su fe musulmana como por su ideología socialista, ha sido respaldado de manera abrumadora por el electorado joven, especialmente mujeres. Según datos extraoficiales, cerca del 80% de las votantes jóvenes apoyaron su candidatura, motivadas en parte por el rechazo a la «criminalización del islamismo y de los musulmanes» que ha marcado la agenda política internacional desde el 11S y las guerras subsiguientes en Afganistán e Irak.

Este fenómeno ha sido interpretado como una respuesta a la política tradicionalista de figuras como Andrew Cuomo, derrotado en la contienda interna demócrata, y ha reafirmado el giro progresista del partido en una ciudad históricamente ligada a los valores liberales.

El voto femenino joven: ¿progresismo o contradicción?

Un aspecto notable es el papel de las mujeres jóvenes en la consolidación de esta nueva izquierda. No solo en Estados Unidos, sino también en países europeos como España, los estudios demoscópicos advierten un desplazamiento del voto femenino joven hacia posiciones progresistas, mientras los hombres jóvenes se inclinan hacia opciones de derecha radical, como Vox. Esta divergencia podría interpretarse como una respuesta generacional a las tensiones de género y a los debates sobre derechos e identidad.

  • Las mujeres jóvenes apoyan mayoritariamente agendas asociadas al multiculturalismo y la inclusión religiosa, incluyendo el islamismo.
  • Los hombres jóvenes, en contraste, se sienten atraídos por discursos que desafían el feminismo institucional y el progresismo cultural.

Sin embargo, persisten cuestionamientos sobre la aparente contradicción de respaldar movimientos o figuras cuyas doctrinas, como la interpretación más estricta del islam, pueden entrar en conflicto con los derechos de género conquistados en Occidente.

La convivencia multicultural y sus límites

El avance del islamismo en la vida pública occidental se evidencia no solo en la política, sino también en la cotidianidad de grandes ciudades. El uso del velo islámico, la proliferación de alimentos halal y la separación de géneros en ámbitos educativos y laborales son solo algunas manifestaciones. En ciertas zonas, la influencia de la sharía media comienza a ser palpable, generando preocupación por la posible erosión de principios como la igualdad ante la ley y la libertad individual.

A pesar de ello, buena parte del electorado joven, especialmente el femenino, niega o minimiza estos riesgos, abrazando una visión del islam como religión plenamente compatible con los valores democráticos y de igualdad de género.

Radicalización política y el papel de la izquierda

La reacción de la izquierda occidental ante el auge del islamismo ha sido, en muchos casos, la negación o relativización de sus efectos sobre la sociedad civil, especialmente en lo relativo a las libertades y derechos de las mujeres. Figuras icónicas del progresismo, desde líderes políticos hasta celebridades, han celebrado la diversidad religiosa y cultural como un baluarte frente al conservadurismo y al legado del «heteropatriarcado occidental», pasando por alto las restricciones que el patriarcado islámico podría imponer.

Mientras tanto, la derecha política ha canalizado parte del descontento social, centrando su discurso en la defensa de las tradiciones nacionales y la crítica al multiculturalismo, lo que ha reconfigurado el mapa político en Europa y Estados Unidos.

Desinformación y percepciones públicas

La viralización reciente de un vídeo de rezo islámico en Times Square, presentado erróneamente como una celebración del triunfo de Mamdani, ilustra la confusión y la manipulación informativa que rodean estos temas. En realidad, el evento correspondía a una muestra interreligiosa de tolerancia, pero la rapidez de la desinformación superó a los desmentidos oficiales.

Debate de fondo: valores occidentales frente a la expansión religiosa

El debate esencial gira en torno a la compatibilidad entre el islam y los valores fundacionales de Occidente, como la separación entre Iglesia y Estado, la libertad de expresión y la igualdad ante la ley. Mientras en los países de tradición cristiana se ha desarrollado una nítida distinción entre religión y política, en los regímenes islámicos predominan las leyes religiosas por encima de la autonomía civil.

La paradoja es que la izquierda occidental, lejos de rechazar los aspectos más restrictivos del islamismo, parece cada vez más dispuesta a integrarlos en nombre de la diversidad y el antirracismo, aunque esto suponga renuncias en materia de igualdad y libertades individuales.

Conclusión: ¿un suicidio cultural de Occidente?

La situación actual plantea interrogantes profundos sobre el rumbo de las sociedades occidentales. La combinación de políticas identitarias, la reivindicación de símbolos religiosos y la polarización política han generado un escenario donde, según algunos analistas, Occidente podría estar celebrando su propia transformación —o incluso su declive— con una mezcla de entusiasmo e inconsciencia.

La radicalización islamista iniciada el 11S no ha generado un rechazo transversal en la izquierda, sino, en ciertos casos, una sorprendente acogida. Así, el apoyo a líderes como Mamdani se convierte en símbolo de una época en la que la defensa de la diversidad puede llegar a eclipsar la protección de las libertades y derechos que definieron a Occidente durante los últimos siglos.

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