El triunfo del ‘Trump checo’ sacude a una UE dividida ante la influencia rusa

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El ascenso del ‘Trump checo’ inquieta a una Unión Europea cada vez más dividida ante Rusia

La reciente victoria electoral de Andrej Babiš, conocido popularmente como el ‘Trump checo’, ha encendido las alarmas en Bruselas y entre los principales socios europeos. Su posible llegada al gobierno checo, acompañada de partidos de extrema derecha con posturas prorrusas, amenaza con fortalecer el bloque de países dentro de la Unión Europea (UE) que mantienen vínculos estrechos con Moscú y dificultan el consenso sobre el apoyo a Ucrania.

Un nuevo aliado para el bloque prorruso en la UE

Más de tres años después del inicio de la guerra en Ucrania, la mayoría de los Estados miembros de la UE se esfuerzan por mantener la unidad y apoyar a Kiev frente a la agresión rusa. Sin embargo, el avance de partidos y gobiernos con posturas euroescépticas y prorrusas preocupa a Bruselas, que observa con atención la formación del nuevo ejecutivo checo tras las elecciones del 4 de octubre.

Andrej Babiš, líder de la Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO), obtuvo cerca del 35% de los votos en los comicios legislativos y ha alcanzado un acuerdo con dos formaciones de extrema derecha para gobernar. Juntos, sumarán 108 de los 200 escaños del Parlamento checo, asegurando una mayoría sólida. Estos partidos aliados mantienen posiciones claramente contrarias a las políticas comunitarias, especialmente en materia de transición ecológica y apoyo humanitario o militar a Ucrania.

Babiš y su alineamiento internacional

Babiš, empresario de gran peso en República Checa, ha demostrado simpatía hacia el expresidente estadounidense Donald Trump y ha emitido declaraciones ambiguas respecto a su compromiso con Ucrania, acercándose a las posturas del Kremlin. No obstante, hasta el momento no ha llegado a la radicalidad de líderes como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, o el eslovaco Robert Fico, quienes han obstaculizado sistemáticamente las medidas de apoyo a Kiev y las sanciones contra Rusia promovidas por la mayoría de los países europeos.

La principal preocupación en Bruselas es que la República Checa, bajo el liderazgo de Babiš, pueda sumarse activamente a este bloque eurófobo y prorruso, dificultando aún más la toma de decisiones en el seno de la UE.

Compromiso con la OTAN, pero dudas sobre el futuro europeo

A pesar de las inquietudes, Babiš ha reafirmado su intención de mantener a República Checa dentro de la OTAN y la Unión Europea, aunque ha manifestado su rechazo a la adopción del euro. Además, ha abandonado la familia política liberal del Parlamento Europeo, Renew, para integrarse en el grupo Patriotas por Europa, liderado por Viktor Orbán.

El anterior gobierno checo, encabezado por Petr Fiala, también pertenecía a un grupo euroescéptico —Conservadores y Reformistas Europeos—, aunque con un perfil menos radical y un compromiso más firme con la defensa de Ucrania y la alianza atlántica.

El papel de los socios ultras en el nuevo ejecutivo

Uno de los elementos que más inquietan a Bruselas es la influencia que podrían ejercer los partidos minoritarios de extrema derecha en el futuro gobierno checo. Casi la mitad de los ministerios estarían bajo su control. Destaca el caso del SPD, formación que participa en el grupo Europa de las Naciones del Parlamento Europeo, considerado aún más radical que otros bloques de derecha europeísta.

Hungría, Eslovaquia y ahora República Checa: un bloque con capacidad de veto

Hasta hace poco, Hungría era el único país de la UE abiertamente alineado con Moscú, bloqueando o dificultando la aprobación de sanciones contra Rusia y el apoyo a Ucrania. Sin embargo, la llegada al poder de Robert Fico en Eslovaquia ha reforzado este bloque, sumando una nueva voz crítica que puede vetar decisiones clave, ya que muchas de ellas requieren unanimidad entre los Estados miembros.

Esta tendencia amenaza con paralizar medidas fundamentales, como nuevas sanciones o la adhesión de Ucrania al club comunitario. La suma de Chequia a este grupo supondría un desafío aún mayor para la cohesión y la eficacia de la política exterior europea.

Limitaciones al poder de bloqueo y el futuro de la unidad europea

Pese a las preocupaciones, cabe señalar que los gobiernos prorrusos no tienen capacidad para bloquear todas las decisiones comunitarias, ya que muchas pueden aprobarse por mayoría simple o cualificada —al menos 15 Estados miembros que representen el 65% de la población de la UE—. No obstante, la entrada de la República Checa en este bloque podría complicar la gestión interna y debilitar el respaldo europeo a Ucrania frente a las ambiciones expansionistas de Vladímir Putin.

  • La victoria de Babiš podría fortalecer el bloque prorruso en la UE.
  • Hungría y Eslovaquia ya dificultan el consenso europeo sobre Ucrania.
  • La influencia de partidos ultras en el gobierno checo genera incertidumbre sobre el futuro europeo del país.

La evolución política en República Checa será clave para el futuro de la unidad europea y el respaldo a Ucrania en el actual contexto internacional.

Nota:

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