El polémico plan de Trump para Gaza despierta críticas por su alto coste político y dudas legales

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El plan de Trump para Gaza: críticas por su coste político y su incompatibilidad con el derecho internacional

La reciente presentación del denominado «plan de paz» para Gaza por parte de Donald Trump ha generado una fuerte controversia en la comunidad internacional y entre los expertos en Oriente Medio. La propuesta, compuesta por una veintena de puntos, condiciona aspectos clave como la reconstrucción económica, el acceso a ayuda humanitaria y el fin de los desplazamientos forzados a la rendición de Hamás. Sin embargo, el documento carece de fechas, garantías y, según los analistas, ignora a los interlocutores palestinos.

Un plan unilateral y sin reconocimiento de derechos palestinos

Desde la perspectiva de Estados Unidos, el plan no reconoce el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino ni contempla mecanismos de reparación para las víctimas del conflicto. Tampoco exige responsabilidades al Gobierno de Benjamin Netanyahu por las acciones militares en la región. Este enfoque ha sido calificado como “trumpismo de manual” por fuentes consultadas, quienes advierten que la propuesta refuerza un modelo colonialista donde los territorios ocupados quedarían supeditados a los intereses de Washington y Tel Aviv.

Entre los 20 puntos del plan, no se menciona la situación de Cisjordania ni de Jerusalén Este, ni se hace referencia alguna al genocidio denunciado por diversas organizaciones internacionales. La falta de participación palestina en la elaboración del texto también ha sido duramente criticada.

Reacciones de las partes implicadas

Hamás ha mostrado su disposición a «alcanzar un acuerdo integral para detener la agresión», aunque ha iniciado consultas internas y con otras facciones palestinas antes de emitir una respuesta definitiva. Por su parte, la Autoridad Palestina reconoció los “esfuerzos decididos” de Trump para poner fin al conflicto, mientras que Catar, país mediador, se mostró “optimista” ante la propuesta.

Principales críticas de los expertos

Expertos en relaciones internacionales y asuntos de Oriente Medio han sido especialmente duros con el plan de Trump. Isaías Barreñada, doctor en Relaciones Internacionales, lo califica de “absolutamente indecente”, señalando que proviene de un mandatario que ha financiado el conflicto y que el texto está plagado de indefiniciones y contradicciones. Según el plan, el alto el fuego solo se lograría si Hamás acepta su rendición y renuncia a participar en el futuro gobierno de Gaza, el cual estaría gestionado provisionalmente por Donald Trump, Tony Blair y otros líderes internacionales alineados con los intereses de Israel.

Alejandro López Canorea, director de Descifrando la Guerra, advierte que el objetivo real del plan sería consolidar los logros no alcanzados por la vía militar, al vetar tanto a Hamás como a la Autoridad Palestina en la composición del futuro gobierno. El comité supervisor estaría compuesto por figuras afines a Israel, lo que genera dudas sobre la imparcialidad y eficacia del proceso.

Aspectos positivos y limitaciones

Entre los pocos elementos considerados positivos por los analistas se encuentra la reactivación de la ayuda humanitaria y el reconocimiento del derecho al retorno de los refugiados. Sin embargo, estas medidas están sujetas al cumplimiento de condiciones estrictas por parte de Hamás y no incluyen la retirada de las fuerzas israelíes ni la exigencia de responsabilidades al ejecutivo de Netanyahu.

  • El Ejército israelí mantendría el control de los territorios ocupados durante un periodo transitorio, dividido en tres fases.
  • El plan no aclara la duración de este gobierno de transición ni el mecanismo de elección de los representantes palestinos.
  • La supervisión internacional estaría en manos de actores alineados con Israel, excluyendo a las principales fuerzas palestinas.

Carmen López Alonso, doctora en Ciencias Políticas, sostiene que el plan es “incompatible con el derecho internacional”, ya que perpetúa la ocupación y no reconoce los derechos fundamentales del pueblo palestino, como la autodeterminación o la definición jurídica del territorio.

Intercambio de prisioneros y liberación de rehenes

Uno de los puntos más controvertidos del plan es la propuesta de liberar en 72 horas a todos los rehenes en manos de Hamás, tanto vivos como fallecidos, a cambio de la liberación de 250 palestinos condenados a cadena perpetua y 1.700 gazatíes detenidos tras el 7 de octubre. Los expertos advierten que, si Hamás cumple estas condiciones, perdería su principal baza de negociación y abriría la puerta a posibles incumplimientos por parte de Israel, perpetuando el ciclo de violencia y ocupación.

Hamás ante un dilema existencial

La milicia palestina enfrenta una difícil encrucijada. Aceptar el plan supondría renunciar a la autodeterminación y someter los territorios ocupados a una administración extranjera, mientras que rechazarlo podría interpretarse como un aval para la continuación de la ofensiva israelí. Los analistas consultados coinciden en que se trata de un “ultimátum” más que de una oferta de paz real, diseñado para imponer por la fuerza lo que no se ha conseguido en el campo de batalla.

En este sentido, Carmen López Alonso subraya que la ausencia de representantes palestinos en la elaboración del plan lo convierte en un documento “incomprensible desde la perspectiva de las relaciones internacionales”.

Riesgo de perpetuar el conflicto

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha amenazado con continuar la ofensiva si Hamás no acepta los términos propuestos. Tras dos años de intenso conflicto y una población civil devastada, la presión internacional aumenta para encontrar una solución duradera. Sin embargo, los expertos temen que la adopción de este plan pueda reactivar el conflicto en el futuro, al no abordar las causas estructurales y dejar a la población palestina bajo un régimen afín a Israel o incluso bajo una administración de carácter colonial.

Alejandro López Canorea advierte que, de implementarse, el plan podría dar lugar al surgimiento de nuevas fuerzas de resistencia y perpetuar la política de apartheid y colonización en la Franja de Gaza.

Conclusión

El plan de Trump para Gaza ha sido recibido con escepticismo y rechazo por parte de la mayoría de los expertos y actores implicados, quienes ven en él un intento de consolidar los intereses de Estados Unidos e Israel sobre los territorios palestinos, sin ofrecer garantías reales para la autodeterminación, la justicia o la paz sostenible. Mientras tanto, la población civil continúa sufriendo las consecuencias de un conflicto enquistado y sin una salida clara a la vista.

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