Bertrand Ndongo genera polémica por acosar a Rufián; hasta Vito Quiles lo califica de «lamentable

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Polémica por el acoso de Bertrand Ndongo a Gabriel Rufián: incluso Vito Quiles lo tacha de «lamentable»

En los últimos días, las redes sociales han sido escenario de una fuerte polémica tras la publicación de un vídeo en el que el conocido activista de ultraderecha Bertrand Ndongo persigue al diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Gabriel Rufián, por las calles mientras le formula preguntas invasivas y comentarios sobre su vida personal y su familia.

Una estrategia que sobrepasa los límites

La acción se enmarca dentro de una tendencia en la que ciertos agitadores mediáticos de la extrema derecha han adoptado como táctica habitual el acoso a políticos y periodistas de ideología progresista. Esta estrategia consiste en invadir el espacio personal de sus objetivos y realizar preguntas provocadoras, buscando reacciones fuera de lugar que luego son editadas y difundidas en sus propios canales.

Sin embargo, en el caso de Gabriel Rufián, el político mantuvo la calma en todo momento, respondía con cortesía y, aunque visiblemente incómodo, no cayó en provocaciones. A pesar de que le pidió en repetidas ocasiones a Ndongo que no le empujara ni invadiera su espacio, el activista continuó siguiéndolo durante varios minutos.

Un vídeo que genera indignación

El vídeo completo, publicado en la plataforma Periodista Digital, tiene una duración de ocho minutos, a pesar de estar editado con varios cortes. Las imágenes muestran un acoso persistente que ha generado rechazo incluso entre otros conocidos agitadores de la ultraderecha.

Vito Quiles, figura habitual en la difusión de bulos y polémicas mediáticas, sorprendió al calificar la actitud de Ndongo como «lamentable», marcando distancia respecto a sus habituales métodos, lo que evidencia la gravedad de la situación y el malestar que ha causado incluso en entornos ideológicos afines.

Antecedentes y preocupaciones

Este tipo de prácticas no son nuevas. En ocasiones previas, estos pseudorreporteros han aprovechado situaciones de crisis, como la tragedia causada por la DANA, para trasladarse a las zonas afectadas con el objetivo de difundir desinformación y capitalizar el dolor ajeno para sus propios intereses.

  • Invasión de la privacidad y acoso como táctica política.
  • Manipulación de imágenes y edición interesada de los vídeos.
  • Rechazo generalizado incluso entre perfiles similares.

La proliferación de este tipo de comportamientos plantea serias dudas sobre los límites de la libertad de expresión y el respeto a los derechos individuales de los representantes públicos, así como sobre el papel de los medios digitales en la propagación de estas prácticas.

Reflexión sobre el papel de los medios

El caso de Ndongo y Rufián vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de regular y debatir los límites de la actividad periodística y el activismo en el espacio público. El escrutinio legítimo a los representantes públicos no debería confundirse con el hostigamiento personal ni con la utilización de técnicas de presión que buscan vulnerar la integridad de las personas.

La respuesta social y la reacción incluso de figuras como Vito Quiles demuestran que existe una línea roja que no debe ser sobrepasada, y que la presión pública puede contribuir a que estas prácticas no se normalicen en el debate político y mediático.

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