Preocupación entre los ganaderos por la falta de transparencia en el origen del brote de peste porcina africana
A casi veinte días de la detección de un brote de peste porcina africana (PPA) en jabalíes en Cerdanyola del Vallès, la incertidumbre sigue marcando el día a día del sector porcino español. Los productores, que exigen claridad y responsabilidad, denuncian la ausencia de respuestas claras sobre el origen del virus y temen que la gestión de la crisis repita errores del pasado.
Un brote rodeado de incógnitas
Desde finales de mayo, cuando trascendió la aparición de la PPA en jabalíes cerca del laboratorio IRTA-CReSA, en el campus de la Universidad Autónoma de Barcelona, las dudas no han dejado de crecer. El hecho de que los animales infectados hayan sido hallados a escasos metros del centro científico y que la cepa detectada sea idéntica a la utilizada en investigaciones allí, ha encendido las alarmas entre ganaderos y asociaciones del sector.
A pesar de la gravedad de la situación, Lorenzo Rivera, coordinador de COAG en Castilla y León y productor de lechones, expresa la frustración generalizada: “Después de casi 20 días, no sabemos de dónde ha salido el virus. Ese es el problema”, señala. Rivera compara la gestión institucional con episodios como el reciente apagón eléctrico: “Oficialmente estará todo bien, pero nadie sabrá exactamente qué falló”.
Peste porcina africana: una amenaza global
La PPA es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta tanto a cerdos domésticos como salvajes. Su mortalidad puede alcanzar el 100% en algunos brotes y, a día de hoy, no existe vacuna ni tratamiento eficaz. El virus se propaga de diversas formas: contacto directo entre animales, alimentos contaminados, prendas de vestir, vehículos y más.
El impacto de la PPA no se limita solo al ámbito sanitario animal. Aunque no afecta a los humanos ni compromete la seguridad alimentaria, las consecuencias económicas y sociales pueden ser devastadoras: sacrificio obligatorio de animales, restricciones al comercio y pérdida de mercados internacionales.
Junto a la PPA, existe la peste porcina clásica (PPC), también viral pero de menor gravedad y con vacunas disponibles. Ambas obligan a tomar medidas extremas en las explotaciones ganaderas ante cualquier brote.
Exigencia de transparencia y críticas a la gestión
El presidente de la Generalidad, Salvador Illa, compareció recientemente en el Parlament para reiterar que “hoy nada permite concluir que el virus provenga de las instalaciones de los laboratorios”. Sin embargo, la explicación no convence al sector porcino, que considera que existen demasiadas coincidencias y reclama una investigación exhaustiva e independiente.
Rivera subraya la disparidad entre las estrictas normas de bioseguridad impuestas a los ganaderos y las aparentes deficiencias en el laboratorio investigado: “Para montar una granja, la primera obligación fue hacer un vallado perimetral. Ahora incluso nos exigen más: que los camiones no se acerquen a menos de cinco o diez metros. Todo está medido al milímetro”.
En contraste, denuncia la ubicación del laboratorio en un campus universitario, rodeado de áreas verdes y sin un vallado perimetral efectivo, lo que permite la libre circulación de jabalíes. “Estamos hablando de una zona periurbana con cientos de jabalíes, donde no se puede cazar ni hacer controles poblacionales. Y ahí está el laboratorio, sin una valla que impida que un animal se acerque o se restriegue en una pared”, recalca el ganadero.
Por su parte, la Administración insiste en que el centro cumple con los protocolos de seguridad más estrictos de Europa, aunque los ganaderos mantienen su escepticismo: “En el papel todo está perfecto, pero el virus ha salido por algún lado”, resume Rivera.
Impacto económico y mensaje de tranquilidad
Rivera, dedicado a la producción de cochinillos en Zamora, aún no ha sufrido consecuencias directas gracias a contratos cerrados antes de la crisis, pero advierte del parón en el sector debido a la caída de las exportaciones. “Cuando el mercado exterior se para, los mataderos bajan el ritmo y todo se atasca. Los animales se quedan más tiempo en las naves, comen más pienso y eso supone pérdidas”, explica.
A pesar de la difícil coyuntura, el mensaje al consumidor es claro: “No hay ninguna granja afectada, no hay ningún positivo en explotaciones y el consumo de carne es totalmente seguro. Científicamente está garantizado que no hay contagio a humanos”. Rivera confía en que, si no aparecen nuevos focos, el problema sanitario quede contenido.
El futuro del sector y la demanda de explicaciones
El sector porcino es clave para la economía española y, por el momento, la crisis no ha provocado daños irreparables gracias a que numerosos países han limitado el veto a las importaciones provenientes únicamente de la zona afectada. Sin embargo, los ganaderos insisten en la importancia de esclarecer lo ocurrido y aprender de los errores.
- Exigen transparencia en la investigación.
- Solicitan identificar el origen exacto del brote.
- Piden reforzar los controles de bioseguridad en laboratorios.
- Reclaman compensaciones para las granjas afectadas.
Rivera concluye: “Si es el mismo gen que el que se usa en los laboratorios, habrá que saber por dónde salió y qué falló para que no vuelva a pasar. Esto es muy serio. Hay granjas dentro del perímetro sacrificadas sin ser culpables de nada, con enormes pérdidas, y lo mínimo es transparencia”. Sin embargo, el escepticismo persiste: “Muchos dudamos de que se llegue a saber toda la verdad”.
Nota:
Los contenidos publicados en este sitio han sido generados y/o reelaborados mediante el uso de herramientas de inteligencia artificial.
elpuebloinforma.com declina toda responsabilidad, directa o indirecta, por eventuales errores, inexactitudes, omisiones u otras irregularidades presentes en los textos.
El usuario reconoce que dichos contenidos tienen exclusivamente fines informativos y no pueden sustituir en ningún caso fuentes oficiales ni asesoramientos profesionales.