José Antonio Kast: el regreso de la mano dura a La Moneda
José Antonio Kast, abogado y político nacido en Santiago de Chile en 1966, ha logrado un triunfo histórico en las elecciones presidenciales chilenas de 2025. Con un contundente 58,16% de los votos en su tercer intento por alcanzar la presidencia, Kast consolida el avance de la extrema derecha en el país y reconfigura el panorama político nacional.
Una campaña centrada en migración y seguridad
El éxito de Kast se explica en buena parte por su estrategia política, basada en un discurso de firmeza ante la migración y la inseguridad, dos temas que ha posicionado insistentemente en el centro del debate chileno. Estas preocupaciones, que ya figuraban entre las principales inquietudes ciudadanas, fueron reforzadas por sus propuestas y su retórica de orden y autoridad.
Durante la campaña, Kast lanzó mensajes claros respecto a la migración irregular. En uno de los debates presidenciales, advirtió: “Quedan 103 días para que salgan voluntariamente de Chile”, dirigiéndose a quienes permanecen sin papeles en el país. Este tono, junto a su promesa de restablecer el control y la seguridad, caló hondo en sectores de la población alarmados por la situación social y económica.
Del debut modesto a la hegemonía de la derecha
La trayectoria política de Kast ha sido larga y perseverante. Tras abandonar la abogacía para dedicarse de lleno a la vida pública, ocupó cargos en la tradicional Unión Demócrata Independiente (UDI), hasta que en 2019 rompió con el partido por considerarlo demasiado moderado y fundó el Partido Republicano. Este movimiento, inspirado en el modelo estadounidense y en sintonía con figuras como Donald Trump, sirvió como plataforma para consolidar su base electoral.
En 2017, su primera candidatura presidencial apenas alcanzó el 7,93% de los votos. Sin embargo, en 2021, ya al frente del Partido Republicano, logró llegar a la segunda vuelta con un 27,9% y se posicionó como la principal fuerza conservadora, aunque fue derrotado por Gabriel Boric. Su perseverancia y capacidad de movilización le permitieron captar el descontento creciente de una parte importante del electorado.
Un discurso populista y nacionalista
Kast ha cultivado un estilo comunicativo directo y eficaz, tanto en redes sociales como en los medios. Su mensaje combina nacionalismo, temor al comunismo, defensa de valores tradicionales y una dureza inédita en materia migratoria y de seguridad. Aunque la población migrante irregular en Chile ronda las 330.000 personas, el tema se ha ampliado en la percepción pública gracias a su influencia.
El Partido Republicano, bajo su liderazgo, no solo ha desplazado a los partidos tradicionales de la derecha, sino que ha logrado fijar la agenda y el lenguaje político. El corrimiento del espectro político hacia posiciones más restrictivas y excluyentes es una de las consecuencias directas del ascenso de Kast, cuyas propuestas han sido asumidas, matizadas o normalizadas por los partidos conservadores y liberales.
Una izquierda debilitada y la transformación del debate político
La victoria de Kast se produce en un momento de debilidad histórica para la izquierda chilena, que ha obtenido su peor resultado desde el retorno de la democracia en 1990. El desgaste del gobierno de Gabriel Boric, que llegó al poder tras el estallido social de 2019 pero no logró concretar la prometida reforma constitucional ni satisfacer las expectativas de cambio, ha sido un factor clave en el ascenso de la derecha dura.
La frustración social, la percepción de ineficacia gubernamental y los desafíos económicos y de seguridad han impulsado a una parte considerable del electorado a buscar alternativas en discursos de orden, seguridad y defensa de valores tradicionales.
Moderación estratégica y alianzas internacionales
Durante la campaña de 2025, Kast moderó parte de su lenguaje en comparación con posturas anteriores. Si bien en 2017 expresó abiertamente su admiración por el general Pinochet, en esta ocasión evitó referencias explícitas a la dictadura militar, aunque nunca ha condenado abiertamente el régimen. En temas sociales como el matrimonio igualitario o el aborto, tradicionalmente opuesto a estos derechos, Kast optó por no situarlos en el centro de su campaña y se concentró en seguridad, migración y economía para ampliar su base de apoyo.
En el plano internacional, la victoria de Kast ha sido celebrada por líderes de la derecha global. El presidente argentino, Javier Milei, lo calificó como “amigo” y lo felicitó por impulsar “la vida, la libertad y la propiedad privada” en la región. Desde Estados Unidos, el secretario de Estado expresó su confianza en que Chile, bajo el mandato de Kast, fortalecerá la seguridad y la relación bilateral. La conexión de Kast con figuras como Donald Trump, Jair Bolsonaro y la participación en foros organizados por el partido español Vox reflejan la inserción de Chile en una red internacional de la derecha radical.
Un nuevo ciclo político para Chile y la región
El ascenso de la extrema derecha en Chile se enmarca en una tendencia regional, con recientes triunfos conservadores en países como Ecuador y Argentina, y una creciente influencia de Estados Unidos en la agenda latinoamericana. El despliegue militar y el respaldo a líderes afines forman parte de un contexto geopolítico que favorece el avance de movimientos de derecha dura en la región.
- Reconfiguración de la derecha chilena con el Partido Republicano como actor principal.
- Desplazamiento de la agenda hacia políticas más restrictivas en migración y seguridad.
- Retroceso de la izquierda y fragmentación del consenso democrático tradicional.
- Fortalecimiento de las alianzas internacionales de la derecha radical latinoamericana.
La llegada de José Antonio Kast al Palacio de La Moneda marca el inicio de un nuevo ciclo político en Chile, caracterizado por el endurecimiento de las políticas migratorias y de seguridad, la consolidación de valores conservadores y una mayor alineación con los referentes internacionales de la extrema derecha.
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