Pedro Sánchez descarta una remodelación en bloque de su Gobierno pese al ciclo electoral autonómico
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha descartado la posibilidad de realizar una remodelación masiva en su Ejecutivo pese a la inminente celebración de elecciones autonómicas y el desgaste que afronta el PSOE tras el caso Salazar. Sánchez ha confirmado que solo habrá “cambios puntuales, cuando corresponda”, rechazando así la sustitución en bloque de los ministros que liderarán las campañas socialistas en sus respectivas comunidades.
Ministros con doble responsabilidad: Gobierno y candidatura autonómica
Actualmente, cinco miembros del Consejo de Ministros compaginan sus tareas en el Ejecutivo con la responsabilidad de ser candidatos autonómicos del PSOE. Esta estrategia ha convertido el propio gabinete en una plataforma de proyección para líderes regionales del partido, ante la proximidad de un nuevo ciclo electoral.
Pese a estos movimientos, Sánchez ha mostrado su satisfacción con la configuración actual de su equipo y ha reiterado que cualquier modificación en el Ejecutivo será puntual y justificada por las circunstancias, evitando así una crisis de Gobierno ante la opinión pública.
Escenario de cambios en el Ejecutivo
Entre los cambios previstos, destaca la salida en 2026 de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, quien concurrirá como candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía. Su marcha podría producirse incluso sin la aprobación de nuevos Presupuestos Generales del Estado, lo que refleja la complejidad del momento político.
Otra figura clave es Pilar Alegría, ministra portavoz y actual candidata socialista en Aragón, que podría dejar el Ejecutivo si se confirma un adelanto electoral en la comunidad. En este contexto, Alegría ha manifestado su disposición al diálogo con el Partido Popular y a respaldar el techo de gasto autonómico, en pleno estallido del caso Salazar, un escándalo que ha abierto una profunda crisis interna en el PSOE.
Impacto del caso Salazar y la crisis interna del PSOE
La gestión del caso Salazar ha intensificado la presión sobre el Gobierno y ha profundizado el desgaste electoral de los socialistas, especialmente en territorios clave como Aragón. El presidente Sánchez ha intentado contener la crisis con la destitución de su mano derecha en Moncloa, Antonio Hernández, decisión tomada apenas un mes después de que saliese a la luz la reunión entre la ministra Alegría y su excompañero, pese a las denuncias internas del partido.
Este escándalo, sumado a los audios filtrados de José Luis Ábalos y Koldo García, ha debilitado la imagen del PSOE, particularmente entre el electorado femenino, un segmento que ya mostraba señales de desafección.
Inestabilidad política y legislativa
Sánchez ha calificado la decisión de María Guardiola, presidenta de Extremadura, de adelantar las elecciones autonómicas, así como la posibilidad de un adelanto en Aragón, como síntomas claros de “inestabilidad”. Mientras tanto, el Gobierno central sobrevive a base de cesiones parlamentarias y afronta una creciente parálisis legislativa, fruto de la debilidad de su mayoría en el Congreso.
- Cinco ministros compaginan labores en el Gobierno y candidaturas autonómicas.
- El Ejecutivo afronta escándalos internos y presión por parte de la oposición.
- Sánchez apuesta por cambios puntuales y descarta una crisis de Gobierno.
De cara a los próximos meses, el PSOE se enfrenta al reto de gestionar la doble agenda institucional y electoral, en un contexto de creciente inestabilidad política y con la necesidad de recuperar la confianza de su electorado.
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