Rusia acusada de «crímenes de guerra» por la rusificación forzosa de niños ucranianos
En el marco del Foro de Doha sobre paz y seguridad global, la enviada especial del Consejo de Europa para la situación de la infancia en Ucrania, Thórdís Kolbrún Reykfjord Gylfadóttir, denunció este lunes la existencia de un patrón sistemático de secuestro y rusificación de menores ucranianos por parte de Rusia. Según la diplomática islandesa, estos hechos constituyen «crímenes de guerra evidentes» orientados a borrar la identidad nacional de los niños afectados.
Secuestro y cambio de identidad: una política sistemática
Gylfadóttir subrayó que la Federación Rusa ha simplificado los procesos de adopción y promovido el cambio de nombre de niños ucranianos deportados, con el objetivo de integrarlos forzosamente en la sociedad rusa y eliminar sus raíces y cultura de origen. «Cualquier ser humano normal entiende lo profundamente equivocado que es robar a los niños de otros, quitarles su identidad y prohibirles hablar su propia lengua», afirmó la enviada especial durante su intervención.
Entrenamiento militar y reeducación ideológica
El Consejo de Europa ha documentado casos en los que, especialmente, varones jóvenes son sometidos a entrenamientos para combatir en el frente, incluso contra sus propios compatriotas. Esta práctica incluye, además, la prohibición de emplear la lengua ucraniana y la imposición de una reeducación ideológica orientada a la asimilación rusa.
- Entrenamiento militar de menores para participar en el conflicto.
- Adopciones forzadas y cambios de identidad.
- Prohibición del idioma ucraniano en los nuevos entornos.
- Internamiento en campos de reeducación o entrenamiento.
Órdenes internacionales y cifras alarmantes
La Corte Penal Internacional (CPI) ha calificado estas acciones como crímenes de guerra y ya ha emitido órdenes de detención contra el presidente ruso, Vladímir Putin, y la comisaria de Derechos de la Infancia, Maria Lvova-Belova. Las acusaciones se basan en datos y evidencias recabadas por organismos internacionales y corroboradas por el propio Consejo de Europa.
Desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, la ONU estima que al menos 20.000 menores han sido víctimas de deportaciones forzadas. Según cifras de Kiev, más de 19.000 niños han sido trasladados a territorio ruso o a áreas ocupadas, donde muchos son sometidos a procesos de adopción y rusificación, e incluso a internamiento en campos de entrenamiento militar.
Reacción internacional y demandas de restitución
En respuesta a esta crisis, la Asamblea General de la ONU aprobó recientemente una resolución no vinculante que exige la devolución inmediata de los menores ucranianos y el cese de prácticas como el cambio de estatus o la apropiación de su identidad, medidas que Kiev considera parte de una política de «trofeos de guerra».
El Consejo de Europa, con sede en Estrasburgo, mantiene hasta un centenar de expertos sobre el terreno en Ucrania. Estos equipos colaboran con organizaciones locales para proporcionar atención psicológica especializada e impartir formación a profesionales ucranianos, buscando mitigar los traumas ocasionados por estos secuestros y procesos de rusificación.
Compromiso con la protección de la infancia y el derecho internacional
Gylfadóttir insistió en la necesidad de que este tema ocupe un lugar prioritario en cualquier negociación de paz. «No tenemos un número exacto, pero contamos con datos, pruebas e informes que demuestran que esto está ocurriendo», afirmó la enviada especial, quien destacó la importancia de garantizar la rendición de cuentas y la restitución de los menores a sus familias.
Finalmente, la representante del Consejo de Europa recalcó que la protección de los niños debe ser un pilar fundamental en cualquier proceso de paz justo y equitativo. «Todos los que queremos que se respete el derecho internacional debemos asegurarnos de que esa paz sea justa, y para que eso ocurra, este problema tiene que resolverse», concluyó Gylfadóttir, subrayando el compromiso de la organización con la defensa de los derechos de la infancia en contextos de conflicto armado.
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