La ARMH critica duramente el proyecto final de resignificación del Valle de Cuelgamuros

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La ARMH califica de «lamentable» el proyecto final de resignificación de Cuelgamuros

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha expresado su profundo descontento ante el proyecto definitivo presentado por el Gobierno para la resignificación del Valle de Cuelgamuros. La propuesta, titulada La base y la cruz, fue seleccionada mediante un concurso internacional de ideas convocado en abril por el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana. El plan contempla una transformación significativa en el acceso al recinto, eliminando la icónica escalinata y sustituyéndola por un gran soportal atravesado por un patio de 40 metros de diámetro, que conducirá tanto a la basílica como a un nuevo centro de interpretación.

Críticas a la falta de cambios estructurales de fondo

Uno de los principales puntos de controversia es que el proyecto no prevé la retirada de la cruz que domina el monumento ni la salida de la comunidad benedictina, que continuará oficiando ritos religiosos en el lugar. Las obras, que no comenzarán antes de 2027, cuentan con un presupuesto de más de 30 millones de euros y un plazo estimado de ejecución de cuatro años.

A la espera de detalles adicionales sobre la intervención, la ARMH considera que se trata de una actuación «incomprensible» desde el punto de vista arquitectónico, ya que, según la organización, lo necesario sería dotar al espacio de una explicación histórica rigurosa. La asociación propone la instalación de paneles y documentación que informen sobre el origen del monumento, el contexto de su construcción, las empresas beneficiadas por el trabajo forzado de miles de prisioneros republicanos y los testimonios de quienes sufrieron aquellas condiciones.

Reivindicación de un enfoque centrado en la memoria de las víctimas

Emilio Silva, presidente de la ARMH, ha calificado el proyecto como una «actuación superflua», que no contribuye verdaderamente a un mayor conocimiento del significado histórico del Valle de Cuelgamuros. Silva critica especialmente la magnitud de la inversión pública, considerando que «una inversión de decenas de millones de euros en un lugar al que ni siquiera se puede acceder con transporte público» es desproporcionada.

Para la asociación, la verdadera necesidad es la creación de una exposición permanente en el interior del recinto, una medida mucho más económica y eficaz para transmitir la memoria histórica. Silva denuncia, además, que muchos guías turísticos no cuentan con formación acreditada y difunden relatos que blanquean el papel del monumento y del franquismo, a diferencia del rigor presente en visitas guiadas a otros lugares de memoria europeos.

Cuestionamientos a la gestión y participación en el proceso

La ARMH, pionera en la búsqueda científica de desaparecidos durante la dictadura desde el año 2000, considera «intolerable» la permanencia de los monjes benedictinos en el recinto. La organización denuncia que estos gestionan una hospedería sin concurso público, con una clientela mayoritariamente vinculada a sectores ultraconservadores de la iglesia, e incluso mantienen vínculos con embajadas como la de Hungría, país señalado por sus restricciones de derechos fundamentales. Según Silva, la hospedería se ha convertido en un «centro de poder» para los sectores más reaccionarios, utilizando recursos del Estado y perpetuando decisiones heredadas del franquismo.

La asociación también ha criticado el proceso de selección del proyecto, al considerar que no ha sido ni transparente ni democrático. Los familiares de las personas enterradas en el recinto no han tenido posibilidad de participar o expresar su opinión, mientras que la iglesia sí ha contado con representación directa en el jurado mediante la figura del sacerdote Daniel Alberto Escobar.

Reivindicación de un memorial para las víctimas

Silva sostiene que «lo valiente hubiera sido que el Gobierno invirtiera ese dinero en un museo dedicado al recuerdo y reconocimiento de las víctimas de la dictadura», en un espacio accesible, libre de injerencias religiosas y que narrara con claridad la historia de las víctimas y sus verdugos. El presidente de la ARMH considera que el actual proyecto no alcanza ese objetivo y, en cambio, recomienda destinar los recursos a la búsqueda e identificación de las familias de miles de personas enterradas en el Valle de Cuelgamuros, aún sin identificar debido a errores metodológicos pasados.

  • El Valle de Cuelgamuros alberga la mayor fosa común de España.
  • Se estima que más de 12.000 republicanos yacen allí, la mayoría sin el conocimiento o consentimiento de sus familiares.

La ARMH concluye que el proyecto de resignificación, tal como está planteado, supone una oportunidad perdida para la memoria democrática y el reconocimiento de las víctimas del franquismo en España.

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