Medio siglo de la Marcha Verde: Recuerdos de abandono y lucha en el Sáhara Occidental

Lectura de 8 min

50 años de la Marcha Verde: Memorias de una traición y resistencia en el Sáhara Occidental

El 6 de noviembre de 1975 marcó el inicio de la Marcha Verde, una movilización masiva impulsada por Marruecos que cambiaría para siempre el destino del Sáhara Occidental. Cinco décadas después, saharauis y españoles recuerdan aquel episodio histórico como el inicio de una ocupación, una guerra y un abandono que continúa sin resolverse.

Contexto histórico: El Sáhara, la provincia olvidada

En 1975, el Sáhara Occidental era una colonia española considerada por el régimen franquista como la provincia número 53. Con la salud de Franco deteriorándose, el futuro del territorio se convirtió en un asunto urgente. Aquel año, la ONU envió una misión que fue recibida por manifestaciones del Frente Polisario, el movimiento independentista saharaui.

En octubre, la Corte Internacional de Justicia de La Haya rechazó las aspiraciones anexionistas de Marruecos y Mauritania. España, entonces, prometió un referéndum de autodeterminación. Sin embargo, el rey marroquí Hassan II anunció la Marcha Verde: una movilización de 350.000 civiles, respaldados por tropas, que cruzarían hacia el Sáhara Occidental como forma de presión y ocupación.

La Marcha Verde y el éxodo saharaui

El 6 de noviembre de 1975, la Marcha Verde se puso en marcha. Lo que siguió fue la retirada militar española, la cesión ilegal del territorio, una guerra que forzó el exilio de miles de saharauis al desierto de Argelia, la construcción del muro marroquí y una ocupación que persiste medio siglo después. La comunidad internacional, incluida la ONU, no ha logrado resolver este conflicto, convertido en uno de los más prolongados del continente africano.

Vidas marcadas por el abandono

Quienes vivieron aquellos acontecimientos recuerdan una época de convivencia que pronto se transformó en incertidumbre, miedo y dolor. El testimonio de Fernando Íñiguez, hijo de militar destinado en El Aaiún en los años 70, refleja el cambio abrupto. «Teníamos amigos saharauis y españoles, la vida era un paraíso para un adolescente», rememora. Sin embargo, la retirada española dejó una sensación de traición: «Muchos compañeros se sintieron frustrados, fue una orden que se acató sin alegría».

Fernando Peraita, enviado a El Aaiún para el servicio militar, relata la tensión creciente antes de la Marcha Verde. «Sentí que íbamos a abandonar a los saharauis y que el Gobierno iba a hacer alguna jugarreta», confiesa. La retirada fue vivida como una humillación por muchos militares, y para Peraita supuso también el inicio de su compromiso con la causa saharaui en España.

Para José Taboada, su paso por el Sáhara le llevó a colaborar clandestinamente con el Frente Polisario. «Era un teatro, detrás de la Marcha Verde ya estaba el ejército marroquí enfrentándose a los primeros comandos del Polisario. Un genocidio es lo que se intentó hacer con el pueblo saharaui», denuncia. Tras su regreso, continuó con la labor de denuncia y apoyo, llegando a presidir la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS-Sáhara).

La perspectiva saharaui: confianza rota y lucha por la autodeterminación

Bachir Ahmed, nacido en Fuerteventura de padres saharauis, describe una convivencia inicialmente tranquila, aunque marcada por desigualdades. El «levantamiento de Zemla» en 1970, con la desaparición de Bassiri, líder nacionalista, supuso la toma de conciencia colectiva sobre la situación colonial. «Quien creó la conciencia nacionalista fue España», afirma.

La confianza depositada en España terminó por romperse con la Marcha Verde. «Confiábamos plenamente en la promesa de España de celebrar el referéndum», recuerda Bachir. La realidad fue un éxodo forzado en condiciones dramáticas, con ataques y bombardeos sobre la población civil.

Daha Bullahi, presidente de la Asociación Saharaui de Víctimas de Minas, rememora el terror de aquellos días. «Los saharauis en general vivimos terror, nos sentimos muy mal porque nadie se puso a nuestro lado», relata. Hoy, su vida está dedicada a ayudar a los supervivientes de minas, una de las consecuencias más duraderas del conflicto.

El papel de la mujer saharaui en la resistencia

Suelma Beiruk, actual ministra de Asuntos Sociales de la República Árabe Saharaui Democrática, subraya el papel crucial de las mujeres durante el exilio y la organización de los campamentos de refugiados. «Históricamente la mujer saharaui ha sido fuerte y ha tenido un papel clave en la sociedad. Nos encontramos ante una situación desconocida, empezando de cero», destaca. Ni siquiera en los momentos más difíciles se abandonó la educación y la solidaridad.

Zahra Ramdam, otra testigo directa, recuerda la ruptura brutal: «Lo que menos esperábamos es que España nos traicionara, sobre todo tras promesas solemnes». Ramdam, fundadora de la Asociación de Mujeres Saharauis en España, reivindica el papel de la mujer en la resistencia y en la alfabetización de los campamentos.

Un conflicto sin resolver y la lucha por la autodeterminación

Cincuenta años después, el futuro del Sáhara Occidental sigue siendo incierto. Recientemente, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución que considera la autonomía como base para las negociaciones, una propuesta rechazada por la mayoría de saharauis y por quienes vivieron la retirada española. «No entiendo por qué el futuro de un pueblo tiene que decidirse en despachos lejanos», opina Fernando Íñiguez.

  • Para Peraita, la única opción es la continuidad de la lucha saharaui.
  • Taboada resalta el riesgo de convertir el conflicto en un asunto interno marroquí, alejando el derecho internacional.
  • Bachir Ahmed señala que la resistencia persistirá mientras haya saharauis.
  • Suelma Beiruk insiste en la determinación de su pueblo por regresar e independizarse.
  • Zahra Ramdam denuncia que la legitimación internacional de la ocupación solo agrava la injusticia histórica.

Conclusión: Memoria, dignidad y esperanza

Medio siglo después de la Marcha Verde, el Sáhara Occidental sigue marcado por la memoria de una traición y el sufrimiento del exilio. Sin embargo, también persiste la dignidad de un pueblo que no renuncia a su derecho a la autodeterminación y que ha hecho de la resistencia y la solidaridad sus principales banderas. La historia, contada por sus protagonistas, es un recordatorio de que la justicia y la libertad siguen siendo una deuda pendiente.

Nota:

Los contenidos publicados en este sitio han sido generados y/o reelaborados mediante el uso de herramientas de inteligencia artificial.

elpuebloinforma.com declina toda responsabilidad, directa o indirecta, por eventuales errores, inexactitudes, omisiones u otras irregularidades presentes en los textos.

El usuario reconoce que dichos contenidos tienen exclusivamente fines informativos y no pueden sustituir en ningún caso fuentes oficiales ni asesoramientos profesionales.

Compartir este artículo
No hay comentarios