Grupa Granica: el grupo que desafía el peligro para salvar vidas en la frontera Polonia-Bielorrusia

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El grupo que salva vidas en la frontera entre Polonia y Bielorrusia

La crisis migratoria en la frontera entre Polonia y Bielorrusia ha alcanzado niveles alarmantes desde 2021, dificultando el trabajo de organizaciones humanitarias debido a la suspensión del derecho de asilo y la intensificación de las expulsiones ilegales. A pesar de las adversidades, grupos como Grupa Granica continúan brindando apoyo esencial a quienes buscan protección internacional en una de las fronteras más hostiles de Europa.

Un trayecto marcado por el peligro y la incertidumbre

Ilyas, un periodista somalí de 33 años, es uno de los miles de migrantes que han atravesado la peligrosa frontera polaco-bielorrusa desde el inicio de la crisis. Tras huir de la violencia de Al Shabaab en Somalia y pasar por Kenia, Rusia y Bielorrusia, Ilyas vivió más de un mes oculto en los bosques antes de solicitar asilo en Polonia. Su experiencia refleja el drama de muchas personas que, tras recorrer varios países y soportar condiciones extremas, buscan refugio en la Unión Europea.

El contexto cambió radicalmente en 2021, cuando Bielorrusia, en respuesta a las sanciones de la UE tras las protestas contra el régimen de Aleksandr Lukashenko, comenzó a facilitar visados a ciudadanos de países en crisis de África y Oriente Medio. Esta política, documentada por organizaciones como Oxfam Intermón y Egala, provocó un aumento exponencial en los intentos de cruce hacia la UE: la Guardia Fronteriza polaca registró más de 39.000 intentos ese año, frente a apenas 200 en 2020.

Endurecimiento de las políticas fronterizas

La llegada masiva de migrantes llevó al gobierno polaco, entonces bajo el partido Ley y Justicia (PiS), a construir un muro de 186 kilómetros en la frontera y a sistematizar las expulsiones ilegales, conocidas como “pushbacks”. Estas prácticas han sido denunciadas por organismos internacionales como Human Rights Watch, quienes advierten sobre la vulneración de derechos fundamentales.

Actualmente, la situación se ha agravado tras la suspensión temporal del derecho de asilo por parte del actual gobierno polaco liderado por Donald Tusk. Esta medida, vigente desde marzo de 2025, limita la intervención de las organizaciones a la entrega de ayuda básica, como alimento y ropa, dejando a los migrantes en el bosque sin posibilidad de solicitar protección internacional.

La labor humanitaria en la frontera

Frente a este panorama, la labor de Grupa Granica y sus organizaciones asociadas se ha vuelto crucial. Voluntarios y trabajadores como Aleksandra Chrzanowska, de la Association for Legal Intervention, permanecen en alerta permanente para atender las llamadas de auxilio de quienes logran cruzar el muro. Su trabajo consiste en localizar a los migrantes en el extenso bosque de Białowieża y proporcionarles recursos esenciales.

  • Entrega de alimentos y ropa de abrigo
  • Atención médica básica
  • Asesoría legal y acompañamiento

Sin embargo, la asistencia médica representa un riesgo adicional, ya que la solicitud de una ambulancia suele implicar la presencia de la Guardia Fronteriza y, con ello, la posibilidad de una devolución inmediata a Bielorrusia, incluso para quienes se encuentran en condiciones de vulnerabilidad extrema.

El hospital de Hajnówka: última esperanza para muchos

El hospital de Hajnówka, situado a las puertas del bosque fronterizo, se ha convertido en un punto clave para la atención de migrantes heridos o enfermos. Asociaciones como Egala mantienen un almacén de suministros junto al centro sanitario, ofreciendo desde ropa y artículos de higiene hasta muletas, ante la falta de recursos que padecen los pacientes migrantes.

Katarzyna Poskrobko, encargada de coordinar la ayuda en el hospital, denuncia la precariedad con la que muchos migrantes son dados de alta, incluso en pleno invierno, y la amenaza constante de ser deportados tras su recuperación. En ocasiones, la única vía para frenar una expulsión inminente es recurrir, con carácter de urgencia, al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para solicitar medidas cautelares.

Devoluciones y obstáculos legales

El proceso de expulsión se mantiene pese a los intentos de las organizaciones de brindar respaldo jurídico a los migrantes. Según Poskrobko, la falta de información y la complejidad de los procedimientos hacen que muchos pierdan la oportunidad de apelar en el plazo establecido, generalmente de siete días. Además, tras una devolución, las fuerzas bielorrusas pueden dirigir a las personas hacia diferentes fronteras, incrementando el riesgo y la desorientación.

El informe conjunto de Oxfam y Egala describe condiciones extremas en el lado bielorruso, con detenciones arbitrarias, privación de agua y comida, y episodios de tortura. Ilyas, como muchos otros, fue testigo de la muerte de compañeros durante su travesía por el bosque.

Historias de resistencia y adaptación

A pesar de las dificultades, algunos migrantes logran encontrar estabilidad en Polonia. Ilyas, tras un periplo que incluyó una detención en Rusia y un intento de ser reclutado para la guerra en Ucrania, finalmente consiguió asilo en Polonia a finales de 2024. Su compatriota Ibrahim, también de Somalia, reside ahora en Białystok y trabaja en una empresa local, tras pasar por varios centros de detención.

Białystok, capital de la región fronteriza de Podlasie, ha registrado más de 17.000 intentos de cruce irregular solo hasta julio de este año. La ciudad alberga un centro para solicitantes de asilo y la sede de Egala, que desarrolla proyectos para facilitar la integración, como apartamentos temporales y clases de polaco, fundamentales para la inserción laboral y social de los refugiados.

Un muro cada vez más infranqueable

Mientras tanto, el gobierno polaco continúa reforzando el muro fronterizo con nuevas tecnologías de vigilancia, como cámaras, drones y sensores de movimiento. Según Aleksandra Chrzanowska, estas medidas no detendrán los intentos de cruce, pero sí dificultan el acceso a los grupos más vulnerables, como familias con niños o mujeres embarazadas.

La violencia en ambos lados de la frontera es una realidad persistente. Testimonios recogidos por las organizaciones denuncian el uso de gas pimienta, golpes y torturas tanto por parte de las autoridades bielorrusas como polacas. «El Gobierno busca disuadirles de quedarse aquí, desde el primer momento les hacen sentir que no son bienvenidos», señala Katarzyna Poskrobko.

El desafío de la integración y el futuro de los migrantes

Para quienes logran establecerse en Polonia, la integración sigue siendo un desafío. Aprender el idioma, acceder a un empleo y reconstruir una vida lejos de su país de origen son tareas complejas, pero posibles con el apoyo de organizaciones como Egala y la solidaridad de la comunidad local.

Mientras tanto, la frontera entre Polonia y Bielorrusia sigue siendo escenario de una crisis humanitaria sin precedentes en Europa, donde la labor de los grupos de ayuda es, para muchos, la única esperanza ante la dureza de las políticas migratorias y la violencia institucional.

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