La extrema derecha conquista el algoritmo en las redes donde se informan los jóvenes
Las redes sociales han transformado radicalmente el panorama informativo, especialmente entre los jóvenes. Según el último Eurobarómetro, la mitad de los jóvenes españoles se informa principalmente a través de plataformas como Instagram, X (antes Twitter) o TikTok, alejándose cada vez más de los medios tradicionales.
- La extrema derecha conquista el algoritmo en las redes donde se informan los jóvenes
- Redes sociales: el nuevo campo de batalla política
- Nuevos hábitos de consumo informativo
- La estrategia de la derecha y la extrema derecha
- Influencers y creadores de contenido: los nuevos líderes de opinión
- ¿Existe resistencia progresista en las redes?
- Retos y estrategias para el futuro
- El impacto en el panorama electoral
Redes sociales: el nuevo campo de batalla política
El debate político se ha trasladado a las redes sociales, muchas veces de forma encubierta y con narrativas simplificadas. Para Anna López Ortega, politóloga y autora de «La extrema derecha en Europa», el peligro es inminente: las nuevas generaciones podrían votar siguiendo marcos ideológicos muy polarizados, alimentados por la desinformación y la simplificación.
Ejemplos de contenido viral abiertamente ideológico se multiplican: Daniel Esteve en «Desokupa News» critica la subida de impuestos, Wall Street Wolverine difunde teorías conspirativas y perfiles como Ada Lluch o María Pombo refuerzan discursos que denuncian supuestos privilegios para inmigrantes o la erosión de la democracia en España. Estos mensajes circulan con rapidez y eficacia, impactando directamente en la percepción de los jóvenes.
Nuevos hábitos de consumo informativo
El Digital News Report del Instituto Reuters y la Universidad de Oxford confirma que el 44% de los jóvenes de entre 18 y 24 años considera las plataformas de vídeo su principal fuente de noticias. Las redes ya no son solo canales de comunicación, sino auténticos ecosistemas donde se construyen opiniones, se imponen temas y se movilizan emociones.
Frederic Guerrero-Solé, profesor de la Universitat Pompeu Fabra, advierte que la influencia política no se limita a contenidos explícitos: «Las actitudes políticas también están en los videojuegos y en las opiniones de youtubers e influencers». Los discursos antimigratorios, antifeministas y antimedios proliferan de manera casi invisible, influyendo en el primer voto de muchos jóvenes.
La estrategia de la derecha y la extrema derecha
El éxito de la derecha en las redes sociales no se debe únicamente a un supuesto sesgo algorítmico, sino a la capacidad de adaptar sus mensajes a la lógica emocional de las plataformas. López Ortega destaca que los mensajes conservadores son más simples y polarizantes, ideales para formatos breves y virales. Santiago Castelo, consultor de comunicación, añade que los contenidos más extremos y sensacionalistas generan mayor interacción y, por tanto, son premiados por los algoritmos.
Además, la derecha ha logrado cohesionar su discurso, mientras que las fuerzas progresistas se encuentran más fragmentadas y con debates internos que dificultan su capacidad de movilización digital. La desinformación y las fake news han sido también factores clave, reforzando la presencia conservadora en el entorno digital.
Influencers y creadores de contenido: los nuevos líderes de opinión
Figuras como Vito Quiles, El Xokas, Peldanyos, Un Tio Blanco Hetero o Bertrand Ndongo destacan por su habilidad para generar narrativas favorables a la derecha. Incluso perfiles de lifestyle como María Pombo, Tamara Falcó o Tomás Páramo incorporan mensajes políticos que refuerzan valores tradicionales y críticas al Gobierno, ampliando así el alcance de estas ideas.
La derecha ha sabido aprovechar la falta de censura y la libertad que ofrecen las redes, presentando discursos efectivos y emocionales, mientras que las voces progresistas han tenido más dificultades para adaptar sus mensajes a estos nuevos formatos.
¿Existe resistencia progresista en las redes?
A pesar del dominio conservador, algunos perfiles de izquierda intentan abrirse espacio en el entorno digital. Creadores como Carla Galeote, Alán Barroso o Wokeup News, así como políticos como Gabriel Rufián u Óscar Puente, han incrementado su presencia en redes. Incluso el presidente Pedro Sánchez ha participado en pódcasts y ha intensificado su actividad en TikTok.
Las fuerzas progresistas son cada vez más conscientes de la necesidad de ganar terreno en las plataformas digitales, sobre todo ante la pérdida de confianza en los medios tradicionales. Sin embargo, la balanza sigue inclinada: los contenidos progresistas no tienen aún el mismo alcance ni la capacidad de viralización que los de la derecha, según destaca el sociólogo Kiko Tovar.
Retos y estrategias para el futuro
Los expertos coinciden en que es imprescindible invertir recursos y diseñar estrategias a largo plazo para fortalecer la presencia progresista en redes. La cultura de la cancelación y la falta de perfiles progresistas que interpelen al electorado joven con los códigos adecuados dificultan este avance.
Santiago Castelo señala que, mientras la extrema derecha encontró en las redes un espacio sin intermediación y sin censura, la izquierda y la derecha moderada siguen más ligadas a los medios tradicionales. Para revertir esta situación, se requiere identificar y apoyar a creadores digitales capaces de competir en este nuevo escenario.
- Invertir en la creación de contenidos atractivos y comprensibles.
- Buscar perfiles que conecten emocionalmente con la audiencia joven.
- Disputar el relato en lugar de limitarse a desmentir bulos.
- Diseñar estrategias sostenidas en el tiempo para diversificar la agenda informativa.
El impacto en el panorama electoral
El riesgo, advierten los especialistas, es que las redes sociales queden dominadas por discursos reaccionarios, lo que podría traducirse en generaciones que voten bajo marcos ideológicos extremos y desinformados. La ultraderecha, advierte Anna López Ortega, está ganando la batalla cultural incluso antes de que comience la electoral.
En conclusión, aunque existen voces progresistas en el entorno digital, su alcance todavía no iguala al de los perfiles conservadores. Si no se corrige este desequilibrio, las redes sociales seguirán configurando el debate público y el comportamiento electoral bajo un prisma cada vez más polarizado.
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