Ignacio Sánchez Cuenca desvela las sombras del franquismo en la Transición y el nacimiento de la monarquía

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La Transición Española, bajo la lupa: Ignacio Sánchez Cuenca analiza el legado del franquismo y la construcción de la monarquía

En el contexto del cincuentenario de la muerte de Francisco Franco, el politólogo Ignacio Sánchez Cuenca, junto al sociólogo estadounidense Robert M. Fishman, publica Las huellas de la Transición (editorial Catarata). La obra revisa en profundidad el proceso que llevó a España desde la dictadura franquista, tras la muerte de Franco en 1975, hasta la llegada al poder del PSOE en 1982, pasando por la aprobación de la Constitución de 1978.

La ruptura pactada y el poder de las élites franquistas

Uno de los conceptos clave que aborda Sánchez Cuenca es el de la “ruptura pactada”, término que, según el autor, sirvió para salvar la reputación de la oposición democrática al no lograr una verdadera ruptura frente al régimen. Durante la etapa inicial de la Transición, el control del proceso político residía en las élites franquistas. Aunque la izquierda ejerció presión sobre el sistema, aún no formaba parte de él y su capacidad de negociación era limitada.

La verdadera negociación y los acuerdos entre fuerzas políticas llegaron después de las elecciones de 1977, cuando se constató que la izquierda tenía un respaldo popular equiparable al de la derecha. Hasta ese momento, la oposición buscaba una ruptura total con el franquismo, pero la falta de apoyos les llevó a aceptar la fórmula de la ruptura pactada.

¿Reforma o “voladura controlada” del franquismo?

Sánchez Cuenca señala que el proceso aspiró a ser una “voladura controlada” del franquismo, pero tras los comicios de 1977 ese control se perdió. El régimen franquista esperaba consolidar un bloque conservador hegemónico en la nueva democracia, pero la realidad social y la movilización ciudadana impidieron ese objetivo.

El papel de la sociedad y la conflictividad en la Transición

La transformación política española fue posible gracias a los profundos cambios sociales previos y a la creciente protesta de sindicatos, estudiantes y movimientos opositores. La Transición española, lejos de ser un periodo pacífico, estuvo marcada por altos niveles de conflictividad y violencia social, superando en intensidad a cualquier otro país de Europa occidental en la misma época.

Valoraciones sobre los protagonistas de la Transición

  • Adolfo Suárez: Si bien se le reconoce ambición política y versatilidad, Sánchez Cuenca critica su escasa formación y bagaje político.
  • Santiago Carrillo: El autor defiende el papel positivo del líder comunista, destacando su contribución al eurocomunismo y su apuesta por las reformas democráticas, apartándose de la influencia soviética.

El «pacto del olvido»: consecuencias y silencios

Durante la Transición, todas las fuerzas políticas —incluyendo al Partido Comunista— aceptaron el llamado “pacto del olvido”, evitando reivindicaciones de justicia transicional o exigencia de responsabilidades a los responsables de la dictadura. Para Sánchez Cuenca, este fenómeno fue más sociológico que político: el miedo a reabrir heridas del pasado era transversal entre quienes vivieron la guerra civil y sus descendientes.

El coste de este pacto se evidencia hoy en la persistencia de miles de desaparecidos de la represión franquista. Sin embargo, en aquel contexto, ni los líderes políticos ni la sociedad estaban en disposición de exigir cuentas, ya que el franquismo seguía teniendo una fuerte presencia en las estructuras de poder.

La erosión del espíritu de inclusión y los retos del sistema político

Según el análisis de Sánchez Cuenca, el espíritu de inclusión que caracterizó a la Transición se fue diluyendo con el tiempo, especialmente con la consolidación de la alternancia entre PSOE y PP, la marginación de Izquierda Unida y la utilización de partidos nacionalistas como bisagra parlamentaria. El autor reivindica recuperar ese espíritu original de inclusión como inspiración para la política actual.

Una Constitución rígida y la protección de la monarquía

Uno de los principales legados del franquismo en la Transición fue la obsesión por blindar la monarquía en la nueva Constitución. Este diseño institucional, según Sánchez Cuenca, ha dificultado la reforma del sistema y ha generado una percepción de bloqueo político, al impedir que la ciudadanía pueda actualizar el marco constitucional según las nuevas realidades sociales y territoriales.

Distorsiones del sistema electoral

El sistema electoral español, destaca el politólogo, presenta graves distorsiones, especialmente en la sobrerrepresentación de las provincias menos pobladas. Esto ha dificultado, por ejemplo, que formaciones como Izquierda Unida lograran una representación parlamentaria acorde a su número de votos, como ocurrió en las elecciones de 2015.

  • La sobreponderación de territorios con poca población es una de las asignaturas pendientes del sistema electoral.
  • La reforma debería equilibrar la representación sin dejar territorios sin voz.

Reflexión final: la actualidad de la Transición

Las huellas de la Transición no busca únicamente criticar el pasado, sino rescatar los aspectos más valiosos de aquel periodo, que fue más audaz y transformador de lo que a menudo se reconoce. Para Sánchez Cuenca, el verdadero reto es distinguir entre los logros iniciales de la Transición y las dinámicas políticas posteriores, que han erosionado parte de ese legado inclusivo.

El análisis invita a repensar el significado de la Transición y a afrontar las reformas pendientes que permitan adaptar el sistema político español a las demandas y realidades del siglo XXI.

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