Netanyahu, bajo presión internacional, sigue frenando la paz en Gaza pese al alto el fuego

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Netanyahu, principal obstáculo para la paz en Gaza pese al alto el fuego

El reciente alto el fuego en Gaza, impulsado por el plan de paz presentado por el presidente estadounidense Donald Trump, ha supuesto un avance importante en la crisis de Oriente Medio. Sin embargo, la figura del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, continúa generando incertidumbre sobre la posibilidad de alcanzar una paz duradera en la región.

Presión internacional y el papel de Trump

La influencia ejercida por la Casa Blanca ha sido determinante para forzar la tregua entre Israel y Hamás. Trump viajará próximamente a Israel para dirigirse al Parlamento (Knéset) y, posteriormente, a la localidad egipcia de Sharm el Sheikh, donde participará en la ratificación formal del acuerdo de paz junto a mandatarios árabes y europeos. Uno de los puntos más destacados de este acuerdo es la liberación de los 48 cautivos en manos de Hamás, de los cuales 20 aún permanecen con vida.

  • Repliegue parcial del ejército israelí hasta zonas pactadas, equivalentes al 58% de Gaza.
  • Entrada de cientos de camiones con ayuda humanitaria, coordinados por la ONU.
  • Prevista liberación de 2.000 presos palestinos.

Aunque ambas partes han aceptado el acuerdo, su implementación se enfrenta a numerosos desafíos, especialmente en las siguientes fases. El cese de hostilidades es solo el primer paso; la consolidación de la paz se presenta mucho más compleja.

Desconfianza hacia Netanyahu y precedentes recientes

El historial de Netanyahu en el manejo de la guerra en Gaza genera escepticismo. Desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023, tras el ataque de Hamás que dejó 1.200 muertos y 251 secuestrados en Israel, el primer ministro ha suspendido treguas y reanudado ataques, desatando condenas internacionales y acusaciones de genocidio.

El conflicto ha causado la muerte de más de 67.200 palestinos, incluidos 20.000 niños, cifras que probablemente aumentarán cuando se inicien los trabajos de recuperación de cuerpos entre las ruinas. La destrucción masiva, con el 90% de las viviendas de Gaza arrasadas, plantea interrogantes sobre la reconstrucción del territorio y quién asumirá esa responsabilidad, si un consorcio árabe o empresas estadounidenses.

Ultraderecha israelí y la cuestión de Cisjordania

La posición de Netanyahu se ve reforzada por sus socios de gobierno ultraderechistas, quienes rechazan el acuerdo y exigen el control total de Gaza. Algunos sectores más radicales incluso reclaman la anexión de la Franja y Cisjordania a Israel, planteando así un obstáculo adicional para cualquier solución negociada.

El plan de paz impulsado por Trump no aborda la situación de Cisjordania, ocupada en gran parte por colonos y bajo control militar israelí. Esta omisión podría haber facilitado la aceptación de Netanyahu, pero también incrementa la inquietud sobre el futuro del territorio palestino.

Desarme de Hamás y riesgos de escalada

La próxima fase del acuerdo contempla el desarme completo de las milicias palestinas en Gaza. Este aspecto ya genera tensiones, pues el gobierno israelí ha ordenado la destrucción de todos los túneles de Hamás tras la liberación de los rehenes. Esta operación podría poner en peligro a la población civil que regresa a zonas devastadas, además de violar los términos del acuerdo si las fuerzas israelíes permanecen en áreas de las que deberían haberse retirado.

Netanyahu podría aprovechar cualquier incidente durante el proceso de desmilitarización para justificar una nueva ofensiva, contando con el respaldo de Trump, quien ha amenazado con represalias duras si Hamás no entrega las armas. Sin embargo, la organización palestina ha dejado claro que solo aceptará el desarme bajo la supervisión de un gobierno palestino legítimo y rechaza una administración transitoria impuesta desde el exterior.

Gobierno de transición y rechazo palestino

El acuerdo propone un gobierno de transición en Gaza bajo supervisión internacional, encabezado por Trump y el ex primer ministro británico Tony Blair, opción que Hamás rechaza debido al historial de ambos en conflictos previos como Irak y Afganistán. Hamás defiende la necesidad de una administración palestina, incluso si ellos quedan excluidos, y rechaza la presencia de fuerzas extranjeras en el territorio.

“Nadie tiene derecho a negarnos el derecho a resistir una ocupación militar”, declaró Basem Naim, alto dirigente de Hamás, quien además agradeció la mediación de Trump pero advirtió que la presión sobre Netanyahu debe mantenerse para evitar un retroceso en el acuerdo.

Perspectivas y desafíos futuros

Netanyahu ya ha amenazado con retomar la ofensiva si Hamás no se desarma voluntariamente, lo que alimenta el temor de una reanudación del conflicto tras la liberación de los rehenes. Diversos analistas coinciden en que solo la presión internacional, especialmente de Estados Unidos, puede frenar una nueva escalada militar.

La posición de fuerza de Netanyahu, respaldado por sectores extremistas, y la debilidad política y militar de Hamás, hacen que el futuro del acuerdo dependa en gran medida de la implicación continua de la administración estadounidense.

La evolución de la presencia militar israelí en Gaza será un indicador clave para anticipar el futuro de la región. La crisis en Oriente Medio sigue exigiendo atención y compromiso internacional, pues la paz estable aún parece lejana y frágil.

Nota:

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