Israel afianza su control en Gaza tras dos años de ofensiva y redefine el mapa de Oriente Medio

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Dos años de exterminio en Gaza: Israel consolida su presencia y redefine el equilibrio en Oriente Medio

Mientras las negociaciones para la implementación del plan de paz propuesto por Estados Unidos avanzan en medio de la incertidumbre, la atención internacional se focaliza en la posible liberación de los rehenes israelíes aún retenidos por Hamás. Sin embargo, estos avances diplomáticos no logran ocultar la devastación de Gaza ni las profundas implicaciones de décadas de hegemonía israelí en el territorio palestino, exacerbadas tras dos años de conflicto ininterrumpido.

El plan de Trump: negociaciones a contrarreloj y dudas persistentes

El presidente estadounidense ha instado a actuar con rapidez para evitar un nuevo derramamiento de sangre, aludiendo a la urgencia de completar la primera fase de su plan de paz de veinte puntos. Aunque tanto Israel como Hamás han aceptado la propuesta de manera reticente, la realidad sobre el terreno refleja que la violencia no ha cesado. Desde la presentación del plan hace una semana, los ataques israelíes han causado la muerte de varios cientos de gazatíes, a pesar del compromiso de Tel Aviv de reducir la intensidad de las operaciones militares y adoptar una postura defensiva.

El lunes, coincidiendo con el inicio de las negociaciones en El Cairo, se registró por primera vez en meses una desaceleración de los ataques diarios sobre la población civil de Gaza. El proceso, mediado por Estados Unidos, Egipto y Catar, pretende como paso inicial la liberación de los 48 rehenes israelíes, vivos y fallecidos, a cambio de la excarcelación de prisioneros palestinos.

Rehenes y rendición de Hamás: condiciones y límites de la negociación

El destino de los rehenes y la rendición, de facto, de Hamás se presentan como los elementos más inmediatos a resolver. La milicia palestina ha accedido a entregar a los cautivos y los cuerpos en su poder, consciente de que su supervivencia política y militar pende de un hilo. Sin embargo, la preocupación central de Hamás no es la liberación de rehenes, sino evitar su eliminación total, objetivo declarado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Presencia militar israelí: un punto de fricción irresuelto

Uno de los aspectos más controversiales de la negociación es la permanencia del ejército israelí en Gaza. Hamás exige una retirada total, mientras que Israel, con el respaldo de Estados Unidos, insiste en mantener el control militar sobre parte de la Franja para garantizar su seguridad. La propuesta inicial de crear un Estado palestino ha sido descartada, tras la negativa categórica de Netanyahu.

La presión internacional se concentra casi exclusivamente en la liberación de los rehenes, mientras el control de Gaza por parte de Israel parece asegurado. Las declaraciones de Netanyahu y altos mandos militares israelíes subrayan que el control militar de la Franja será permanente, lo que dificulta cualquier proceso de reconstrucción o retorno de los gazatíes a sus hogares, destruidos en más del 90% durante los últimos dos años.

El futuro de Gaza: reconstrucción bajo control y propuestas polémicas

Varios países árabes han manifestado su intención de colaborar en la reconstrucción de Gaza. Sin embargo, la continuidad de la ocupación y el control israelí limitan las posibilidades reales de recuperación. Entre las propuestas más controvertidas figura la idea, promovida por la administración estadounidense, de transformar la Franja en un enclave turístico internacional, lo que evidencia la falta de soluciones dirigidas a restaurar la vida y los derechos de la población local.

Gobernanza e incertidumbre política

Dentro del plan de paz, se contempla la creación de una junta provisional encabezada por líderes internacionales, como el propio presidente estadounidense y el ex primer ministro británico Tony Blair, acompañados por tecnócratas palestinos ajenos a Gaza. La ausencia de garantías para la formación de un auténtico gobierno palestino añade nuevas capas de incertidumbre al futuro político del territorio.

Balance de dos años de conflicto: devastación y supremacía israelí

Desde el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás llevó a cabo una incursión que dejó 1.200 víctimas mortales y más de 250 secuestrados en territorio israelí, la respuesta de Israel ha ido mucho más allá de la recuperación de los rehenes. Las acciones militares han dejado más de 67.000 gazatíes muertos, la mayoría civiles, en lo que organizaciones internacionales han calificado como una campaña de limpieza étnica y crímenes de guerra.

La ofensiva israelí ha incluido ataques sistemáticos contra hospitales, escuelas, personal sanitario, trabajadores humanitarios y periodistas, además del bloqueo casi total de la ayuda humanitaria, generando una crisis alimentaria sin precedentes en la región. Más de 20.000 niños figuran entre las víctimas mortales, y el tejido social y urbano de Gaza ha quedado prácticamente destruido.

Impunidad internacional y reconfiguración geopolítica

Pese a las reiteradas resoluciones de Naciones Unidas, Israel ha mantenido su ocupación en Gaza y Cisjordania con escasa presión internacional. El respaldo político y económico de Estados Unidos y la inacción europea, marcada por las propias contradicciones históricas del continente, han permitido a Israel consolidar su supremacía militar en la región.

La desconfianza palestina ante la permanencia de fuerzas israelíes en Gaza se ve reforzada por las declaraciones del jefe del Estado Mayor israelí, Eyal Zamir, quien ha afirmado la disposición de las tropas para retomar el combate en cualquier momento y mantener el control operativo de las zonas estratégicas.

  • Israel mantiene su capacidad de intervención militar en Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria e incluso Irán, en ocasiones con apoyo estadounidense.
  • La seguridad de Israel se impone como criterio fundamental, relegando los derechos nacionales palestinos y la autodeterminación.
  • La reconstrucción de Gaza queda supeditada a la aceptación de la presencia militar israelí y a proyectos que no contemplan la soberanía palestina.

El plan de paz: ¿hoja de ruta o ultimátum?

El denominado plan de paz de Donald Trump se perfila como un ultimátum al antiguo orden regional. Si bien pretende frenar la crisis humanitaria y facilitar la liberación de rehenes, en la práctica implica la subordinación del futuro palestino a los intereses de Israel y Occidente. La ayuda internacional y la reconstrucción, ejes clave para la legitimidad del acuerdo, se condicionan a la renuncia palestina a sus aspiraciones nacionales.

A dos años del inicio del conflicto, el saldo es contundente: Israel emerge como el claro vencedor, consolidando su control y redefiniendo el equilibrio de poder en Oriente Medio, mientras Palestina enfrenta un futuro incierto, marcado por la devastación, la ocupación y la pérdida de derechos fundamentales.

Nota:

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