Padre palestino en Gaza: “Finjo comer para que mis hijos no pasen hambre”

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El desgarrador testimonio de Ali y su familia desde Gaza: “Finjo comer para que mis hijos tengan comida”

La Franja de Gaza sigue siendo escenario de uno de los conflictos más devastadores del siglo XXI. El testimonio de Ali Ibrahim Al-Athamna, un ingeniero electrónico de 30 años, refleja el sufrimiento diario al que están sometidas miles de familias palestinas atrapadas entre bombardeos, desplazamientos forzados y una crisis humanitaria sin precedentes. Su relato, dirigido a la sociedad española, pone voz a una realidad marcada por la pérdida, el miedo y la esperanza.

Una vida truncada por la guerra

Antes del inicio de la ofensiva israelí, la vida de Ali en Jan Yunis era tranquila. Trabajaba como especialista en automóviles, vivía junto a su esposa Najab y sus tres hijos —Lamia, Habeeba y Adi—, y disfrutaba de la cotidianeidad de su barrio. Sin embargo, el estallido del conflicto lo cambió todo de forma irreversible.

Desde hace casi dos años, los ataques aéreos son una constante. “Los misiles caen como lluvia sobre casas y edificios… ya no existe distinción entre zonas de combate y espacios supuestamente seguros para desplazados”, relata Ali. La normalidad dio paso a la supervivencia, al hambre y a la incertidumbre.

El día que la guerra tocó su hogar

La noche del 28 de enero de 2024 marcó un antes y un después para Ali. Tras recibir la advertencia de un amigo sobre el despliegue militar en su barrio, optó por no regresar a casa. Esa decisión le salvó la vida: a la mañana siguiente, su vivienda había sido destruida por un bombardeo. “Me quedé mirando lo que había sido mi hogar y pensé: sí, mi casa fue bombardeada, y con ella desaparecieron su calidez, su ternura y todos mis recuerdos”, recuerda emocionado.

El drama personal de Ali es compartido por la mayoría de la población gazatí. Según Naciones Unidas, el 92% de las viviendas en Gaza han quedado inhabitables debido a las operaciones militares. Sin refugio seguro, Ali y su amigo buscaron protección en el Hospital Nasser, que, pese a ser considerado un lugar seguro, también fue bombardeado días después.

Desplazamientos y supervivencia bajo el fuego

Tras la destrucción de su hogar y la amenaza constante de los ataques, Ali logró reunirse con su familia, primero en un campamento en Shaboura y después en Nuseirat, donde encontraron refugio en la clínica dental de un familiar. Sin embargo, ni siquiera estos lugares estaban a salvo del peligro.

Las familias vivían bajo el estruendo de las bombas y el miedo a los disparos. “Disparaban directamente a los civiles. El cielo estaba lleno de aviones, helicópteros y aeronaves. La zona estaba abarrotada de desplazados, todos estábamos presos del terror y el pánico”, describe Ali sobre uno de los episodios más violentos a los que sobrevivió junto a los suyos.

  • El 10 de junio de 2024, una operación militar provocó la muerte de 274 palestinos y más de 600 heridos. El objetivo era liberar a cuatro prisioneros, pero el coste humano fue devastador.
  • Las restricciones al acceso de ayuda humanitaria han disparado los precios de los alimentos: un saco de harina de 25 kilos llegó a costar 900 dólares y un kilo de lentejas 28 dólares.
  • Ali confiesa que “finge comer” para que sus hijos puedan alimentarse, ya que sólo disponen de una comida al día.

La guerra del hambre y la falta de salidas

La situación humanitaria se agrava por el cierre de los pasos fronterizos y la imposibilidad de recibir ayuda suficiente. Ali denuncia que, mientras en otros conflictos se habilitan corredores seguros para la población civil, en Gaza se les niega incluso la posibilidad de huir. “Nos están obligando a la fuerza a vivir bajo los horrores de la guerra, el asesinato y el hambre”, lamenta.

El bloqueo total y la amenaza constante de bombardeos han privado a los gazatíes de su derecho más básico: la vida. La desesperación se extiende por las calles, donde es habitual ver personas desmayadas por hambre y familias enteras buscando refugio una y otra vez.

Un mensaje de gratitud y esperanza

A pesar del sufrimiento, Ali ha querido expresar su agradecimiento a la sociedad española por su apoyo al pueblo palestino. Como símbolo de estima, recorre las calles de Gaza vistiendo la camiseta de la selección española de fútbol. “Seguimos con orgullo y admiración las nobles y honorables posturas del Gobierno de España y los esfuerzos del pueblo español, desde activistas hasta instituciones, por estar del lado de la verdad y la justicia”, escribe en una carta dirigida a las autoridades españolas.

Ali también agradece la iniciativa de la Global Sumud Flotilla, que partió desde países como España, Italia, Marruecos, Malasia y Túnez para llevar ayuda a Gaza. Su esperanza es que, algún día, la paz permita celebrar la libertad en las costas de Gaza junto a quienes han mostrado solidaridad con su pueblo.

Una realidad que exige respuestas

El testimonio de Ali es una llamada urgente a la comunidad internacional para que no olvide la crisis humanitaria que se vive en Gaza. Su relato personal, marcado por la pérdida y la resiliencia, refleja la situación de miles de familias palestinas que, a pesar de todo, buscan sobrevivir y mantener la esperanza en medio de la adversidad.

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