Cierre de Gobierno en Estados Unidos tras el fracaso de Trump para asegurar la financiación federal
Estados Unidos ha iniciado un nuevo cierre de Gobierno tras no lograr aprobar a tiempo el presupuesto federal. La falta de consenso entre republicanos y demócratas, principalmente en torno a la financiación de servicios de salud, ha llevado al país a una suspensión de pagos que afecta a millones de empleados públicos y amenaza con prolongar la incertidumbre política y social.
Fracaso en la negociación presupuestaria
En la jornada del martes, el Senado estadounidense celebró una votación clave que concluyó con 55 votos a favor frente a 45 en contra, quedando a cinco votos de los 60 necesarios para tramitar el presupuesto. Este resultado selló el cierre de Gobierno, una medida que supone la suspensión de la mayoría de los trabajadores federales y otorga mayor margen de maniobra al presidente Donald Trump para avanzar con su agenda política.
La suspensión implica que la mayoría de empleados federales son enviados a casa sin sueldo, mientras que aquellos considerados esenciales continúan trabajando sin recibir su salario hasta que el Congreso llegue a un acuerdo de financiación. Según una ley vigente desde 2019, los sueldos de estos trabajadores serán pagados retroactivamente una vez se desbloquee el presupuesto.
Disputas en torno a la sanidad y recortes sociales
La principal discrepancia entre ambos partidos ha girado en torno a la financiación de los programas de salud. Los demócratas exigían incluir recursos para garantizar la extensión de los subsidios médicos de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare), que expiran a finales de año, y restaurar los fondos recortados al programa Medicaid tras la aprobación del nuevo plan fiscal republicano, conocido como «Big Beautiful Bill». Este plan podría dejar sin cobertura médica a más de once millones de estadounidenses para 2034.
Pese a las presiones, los republicanos se negaron a modificar su propuesta, lo que llevó al bloqueo definitivo. El senador republicano John Barrasso anunció que el Senado realizará una nueva sesión el miércoles para intentar destrabar la situación, aunque el ambiente político sigue siendo tenso.
Impacto en los servicios y trabajadores federales
El cierre afecta especialmente a plantillas ya mermadas por recortes previos, lo que podría traducirse en retrasos en servicios clave como el pago de cheques de la Seguridad Social y la distribución de subsidios de Medicaid. Aunque algunos programas cuentan con cierta autonomía para seguir operando, la reducción de personal aumenta el riesgo de disrupciones.
No existe una definición unívoca de qué empleados son considerados esenciales durante un cierre de Gobierno, lo que otorga a cada administración un amplio margen para decidir qué áreas sufren menos disrupciones. Esta situación puede facilitar el avance de Trump en su objetivo de reducir o eliminar agencias que no se alinean con su agenda, como ocurrió previamente con el cierre de USAID.
Trump prioriza su agenda y lanza advertencias
Pocas horas antes del cierre, el presidente Trump declaró desde el Despacho Oval que “muchas cosas buenas pueden salir de un cierre de Gobierno, te puedes deshacer de un montón de cosas que no queremos. Serían cosas demócratas”. Asimismo, amenazó con nuevos despidos masivos y dejó claro que aprovechará la situación para priorizar asuntos como la seguridad fronteriza y la inmigración, áreas donde ha mantenido la mayor parte de la plantilla como esencial.
En contraste, Trump ha impulsado la reducción del Departamento de Educación y de la Agencia de Protección Ambiental, señalando su intención de recortar aún más aquellas agencias que no considera prioritarias.
El rol clave de la Oficina de Gestión y Presupuesto
En este contexto, resalta la figura de Russell Vought, director de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB, por sus siglas en inglés). Vought, ideólogo de los despidos masivos implementados a principios de año y autor de parte del “Project 2025”, un manual para un gobierno ultraconservador, ha impulsado la centralización del poder presidencial a través de la OMB y la restricción de la ayuda exterior, competencias tradicionalmente reservadas al Congreso.
Tras la fallida votación en el Senado, la OMB emitió un memorando ordenando a las agencias federales ejecutar un cierre ordenado, formalizando así la suspensión de la administración.
Crisis política y desinformación
El lunes previo al cierre, Trump intentó sin éxito llegar a un acuerdo directo con senadores de ambos partidos. Desde entonces, los republicanos han responsabilizado a los demócratas del bloqueo, acusándolos de priorizar la financiación sanitaria para inmigrantes en situación irregular. Incluso, Trump difundió un vídeo manipulado con la imagen de líderes demócratas, en un intento de desacreditar sus posiciones, lo que fue rápidamente desmentido por los propios afectados.
A pesar del ambiente polarizado y de saber que su propuesta tenía pocas probabilidades de éxito, los demócratas siguieron defendiendo hasta última hora su proyecto alternativo de financiación, que también fue bloqueado en el Senado.
Antecedentes y perspectivas
El último cierre de Gobierno de relevancia en Estados Unidos tuvo lugar también bajo la administración de Trump y se convirtió en el más largo en casi cuatro décadas, con una duración de 35 días. La extensión de la actual suspensión dependerá de la capacidad de ambas fuerzas políticas para llegar a un acuerdo sobre la financiación federal.
Mientras tanto, la población estadounidense enfrenta las consecuencias prácticas de la parálisis administrativa, y la incertidumbre política se mantiene como telón de fondo en un país cada vez más polarizado.
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